Este año no va a traer nada bueno para el capital riesgo, que ya vivió un año nefasto en 2001. El moderador de del SIIA Information Industry Summit de Nueva York describió la jornada como una \”reunión de supervivientes\”, y añadió que con las condiciones del mercado harán que el grifo del capital riesgo esté cerrado hasta 2003. \”Normalmente soy el pesimista, pero en este caso no se puede ser otra cosa que pesimista\”, dijo.
Ese pesimismo se apoya en cifras. En 2001, sólo 91 compañías consiguieron completar sus OPV, lo que representa el menor volumen en tres décadas. Además, después de conseguir entrar en el mercado, seguro que muchas se arrepintieron: las OPVs de empresas tecnológicas cayeron un 45% de media en 2001.
Parte del problema, según afirma Pat Kenealy, de IDG Ventures, es la inexperiencia de las empresa de capital riesgo (venture capital). En 2001, había 980 VCs, frente a los 380 empresas de los 90 o las 50 de los años 70. Eso significa que dos tercios de todos los fondos de capital riesgo se consiguieron en los últimos 10 años, pero también que unas 600 VCs, la mayoría, se están enfrentando a su primera recesión económica y crisis bursátil. \”Vemos otro año difícil… 2002 no será tan duro como 2001, pero no notaremos ninguna mejora hasta el año siguiente, según Kenealy.
Los VCs viran sus estrategias hacia las fusiones y adquisiciones por las notables diferencias en las valoraciones bursátiles de las empresas tecnológicas (especialmente en las de Internet)… \”La última OPV en la que trabajé fue en septiembre de 2000\”, dice Paul Noglows, de JP Morgan.
Sin embargo, aunque el mercado ha creado increíbles oportunidades de compra, no hay que tomar decisiones precipitadas por los bajos precios: los modelos de negocio y las posibilidades de crecimiento siguen siendo valores a tener en cuenta.
Después de un año de sequía en el capital riesgo, donde todas las ideas parecían demasiado arriesgadas, muy pocos emprendedores se animan a tratar de vender sus negocios tecnológicos. Pero la calidad está reemplazando a la cantidad: los pocos proyectos que surgen se apañan con recursos mínimos y ofrecen un sentido práctico que no se ha visto en los últimos años.
Una encuesta de Netpreneur sobre 54 startups reveló que el 45% de los emprendedores ya habían puesto en marcha por lo menos otro negocio, y el 74% tenía seis años o más de experiencia en la industria.
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