Hoy he vuelto a tener una reunión con un emprendedor. Está claro que, en la mayoría de los casos, el primer problema con el que se encuentra quién quiere lanzar una nueva empresa es conocer su ambición y cómo ésta casa con el proyecto. No es lo mismo querer llegar al final teniendo la mayoría de la empresa que saber que no va a a ser así. Muchos emprendedores creen que pueden controlar el barco hasta final. Esto es posible en los casos en los que no existen inversores importantes y no entra el capital riesgo. Un gran proyecto de Internet necesita, o dinero o tiempo. Ya os he hablado antes de algunos ejemplos concretos que no voy a repetir. Lo importante es que el emprendedor sepa ser realista. Si la empresa que tiene en la mente va a necesitar 300 personas en el 3er año y el no ha llevado nunca un equipo es poco probable que pueda hacerlo solo. ¿Está dispuesto a completar el equipo directivo con gente que haya demostrado que sabe hacerlo? ¿Se da cuenta que dicha gente es cara y que habrá que darle incentivos con participación de la empresa? ¿Hasta que punto está dispuesto a pagar más a un ejecutivo que a el mismo? Son preguntas que pocos se hacen pero que son imprescindibles para poder aconsejarles. El refrán español de que “prefiero ser cabeza de ratón que cola de león” refleja muy bien la situación. No sirve de nada creerse que vas a ser cabeza de león si no estás capacitado para ello o sabes como completar el equipo para poder controlar…al león. Si quieres guisártelo y comértelo, no metas inversores que no sean amigos y que estén de acuerdo con tus planteamientos a largo plazo. El inversor quiere crecimiento, aunque la rentabilidad se retrase algunos meses. Un socio amigo puede preferir arriesgar menos y crecer poco a poco. Tomar decisiones no es sencillo en ningún ámbito.
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