Las letras no significan más que sucesivas rondas de financiación, si es cierto que, a medida que las condiciones se van poniendo más altas y el valor de la sociedad es mayor, los inversores de rondas posteriores adquieren derechos adicionales como pueden ser garantías de primer cobro y ciertos pactos de accionistas que les benefician en detrimento de los emprendedores. En realidad, si lees bien las cláusulas de terceras y cuartas rondas (C y D) suelen ser leoninas y solo tienen sentido si el emprendedor está convencido de que, con ese dinero, lanza definitivamente la sociedad y consigue sus objetivos de rentabilidad personales. Contesto a Xaco: Existen varias formas de valoración, en DAD hacemos un descuento del cash flow futuro (futuros flujos de caja) y vemos cual es el valor según los mismos. Luego le aplicamos un porcentaje corrector que incluye nuestra opinión sobre el porcentaje de probabilidades que tiene el emprendedor de cumplir con sus flujos de caja y de ahí sale un valor de empresa. Por ejemplo, si el valor de empresa, después de hecho lo explicado aquí, es de 1,4 millones, los 700.000 euros darían a los inversores un 50% de la sociedad y dejarían el resto para los emprendedores que hubieran creado la sociedad. Las siguientes rondas son mucho más exhaustivas y, sobre todo, estudian el cumplimiento del Plan de Negocio y los flujos de caja previstos originalmente. A mayor cumplimiento, mayor valor empresarial y aumento del valor de la ronda. Por eso, una primera valoración muy alta puede ser una gran trampa ya que si no se cumplen los planes, nos veremos obligados a bajar la valoración en una ronda siguiente lo que cabreará a los inversores de primera ronda y generará “mal rollo”.