Carta abierta a Pedro J. Ramírez

Apreciado Pedro J.

Como muchos Domingos, me he desayunado con la lectura de tu artículo de hoy en El Mundo. Partamos de la base de que soy un \”mirlo blanco\” para la prensa escrita. Leo, a diario, dos periódicos económicos (EXPANSION y El Economista) y El Mundo, los fines de semana, además, leo otras dos cabeceras adicionales (El Pais y la Gaceta de los Negocios) y mensualmente compro dos o tres ediciones de The Economist y alguna de Der Spiegel y FOCUS, es decir, mi reflexión nada tiene que ver conmigo como cliente ya que soy idóneo para el sector de prensa tradicional. Un rara avis que desaparece como especie.

Tu artículo que, como siempre, defiende el valor de las marcas y de las grandes cabeceras y el destino de la prensa tradicional y su reposicionamiento -cambiando pero no lo suficiente- ataca a los blogueros  y a los agregadores de noticias y, sobre todo, aquellos que convierten el blogging en una forma de ganarse la vida. Les llamas piratas y les dicen que viven del \”sudor de la frente de los demás\”.

He dado muchas clases en Masters sobre Economía Digital y, hablando a mis alumnos del entorno de Internet, tendente siempre a la gratuidad, me inventé la noción del 98-2. Se trataba de hacerles entender que un entorno de este tipo, dentro de una red global, el cliente es el protagonista y quién decide y la percepción de dicho 98-2 es unipersonal. Cada quién lo percibe de una manera distinta. Eso quiere decir que es imposible cobrar por algo que se encuentra gratis y cuya diferenciación es solo una marca o cabecera a menos que ésta sea increíblemente poderosa  -WSJ- o sea capaz de \”reempaquetar\” contenidos de una forma individual en la que cada lector perciba su 98-2.

Por ejemplo, yo estaría dispuesto a pagar 50 Euros al mes por una suscripción que me hicieran desde tu cabecera con la mejores noticias financieras del periódico, una selección de EXPANSION y los comentarios de Tenis de Marca y El Mundo. El problema es que, ese producto, personal para mi, en el que el 98 es el valor que percibo yo por el servicio y el 2 son los 50 Euros que estoy dispuesto a pagar por ello, puede ser completamente diferente para mi vecino que no lee nunca un periódico más que cuando se lo regalan a la salida del Metro. Hoy la tecnología permite hacer 100.000 periódicos personales como el que acabo de describir, el problema es que las organizaciones centralizadas no saben como gestionarlos.

El mayor cambio es hoy la necesidad de protagonismo personal que hace que un profesor de una Escuela de Negocios tenga una marca personal superior a muchas cabeceras de periódicos y tenga un número de seguidores que darían de comer a más de un bloguero. Es decir, en la cabecera de un periódico tradicional hay unas pocas estrellas, el Director y quizás media docena de grandes firmas, el resto de la redacción es anónima y se siente como tal. Pasa como con la música, Para los grandes protagonistas, esto de Internet es un asalto a mano armada, sin embargo, para los millones de músicos anónimos, es el maná en el desierto al que estaban de otra manera relegados.

Así que, aunque comparto al 100% tu análisis, creo que las consecuencias que sacas de los mismo son erróneas y que la prensa escrita tiene que evolucionar a un modelo desintegrado, atomizado que incluya muchas islas de protagonismo personal y, desgraciadamente, eso irá en detrimento de las grandes marcas que tienen mucho que perder y no creen que puedan ganar en ese mundo donde la gente se fabrica un protagonismo que les viene dado por la pasión de sus lectores que, sea o no erróneamente, prefieren leerle a él que a un gran periódico.

Por último, estoy convencido que si hoy tuvieras 21 años, con tu visión del mundo, serías bloguero.

Con la admiración y envidia sana que siento hacia tus artículos, tanto por su forma como por su fondo,

Te envío un cordial saludo,

**Rodolfo**


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