Ha amanecido un día estupendo y nos hemos ido a la playa. Estaba allí todo Santander. Las ciudades del Norte, faltas del calor sureño, en cuanto hace buen día se vuelcan en sus playas. Parecía una playa china por los millones de personas que se arremolinaban entre el mar y las sombrillas.
He aguantado un par de horas y luego nos hemos ido a comer. Esta tarde llueve y el Norte vuelve a mostrar su cielo caprichoso y su rasgos característicos de viento y fresco.
Mañana tengo el curso en la Universidad de Cantabria y debo dedicarle un par de horas a los alumnos que, de momento, no se que perfil tienen ni lo que esperan de mi.
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