Un emprendedor no acepta NO como respuesta. Tiene la convicción de que saldrá adelante y lo intenta hasta que se convence que es imposible y tira la toalla. Asume la totalidad del proyecto y trata de complementarse con gente que tenga su misma pasión y que, a ser posible, se conviertan con el tiempo en partícipes de su proyecto.
Necesita la capacidad de entusiasmar a su compañeros de viaje, a sus inversores, a quienes le financian, a quienes son sus clientes, al mercado, a sus competidores…no es fácil y por eso ser emprendedor no es sencillo y tener éxito siéndolo todavía menos.
Además, tiene que tener buenas dotes de organizador y saber delegar en otros sin perder un sutil control de todo lo que pasa a su alrededor. Tiene que tener alguna obsesión clara. Por el cliente en la mayoría de los casos, por el producto o servicio que ofrece, por su gente. Sin obsesión es fácil perder el rumbo.
Pero haberlos…..los hay, aunque como dice el refrán gallego, es difícil encontrarlos.
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