Me hace gracia el contraste. En la prensa de hoy (EXPANSION y El MUNDO) se habla, por una parte, de que \”el Gobierno Británico quiere fichar y echar de la red a los piratas que se descargan música de forma ilegal\” y por otra, un artículo explica como funcionan lo que denomina los músicos 2.0 que, lejos de las grandes marcas y sellos discográficos, confían a sus \”fans\” en la red gran parte de su propia distribución.
El problema es que muchos de los parámetros, tanto educativos como de distribución musical, han cambiado tanto con el uso de Internet que los sistemas de derechos de autor y formatos de cobro de los mismos se han quedado obsoletos y, en vez de estudiar un nuevo modelo de negocio, todo el mundo se atrinchera y pretende que \”todo siga igual que antes\”.
Lo siento, pero no es posible. Cuando las cosas cambian y es el mercado quién las toma en su mano, no hay nada que hacer. Nadar contra corriente es una esfuerzo titánico que, al final, solo sirve para prolongar la agonía.
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