En los procesos industriales se denomina “just in time” a un sistema de suministro que se entrega cuando se necesita, evitando así el almacenamiento de componentes caros que ocupan lugar y cuestan dinero, lo que hace más eficiente el proceso.
Lo que me maravilla es el emprendedor “just in time”. Es aquel/la que, viendo un modelo de negocio que triunfa, lanza una copia exacta sin pararse a mirar si tiene o no sentido. Copiar es lícito pero tiene sus peculiaridades, primero, como con las franquicias, hay que asegurarse de que el modelo ha funcionado bien y porque, hay que analizar cuantos más están copiando el modeo y como les va y entender que -en contra de los modelos industriales del “just in time”- aquí no se mejoran procesos ni se ahorran costes a menos que esa sea precisamente la ventaja competitiva que hemos estudiado en profundidad.
Los inversores quieren invertir en el que inventa el modelo -quizás en algunas copias en otros países- pero tiene que entender muy bien cual es la ventaja que un nuevo modelo -idéntico al anterior- aporta como ventaja.
No es sencillo copiar bien y ejecutar luego como el mejor.
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