Yo estoy bien como estoy

Hace algún tiempo tuve una conversación con un amigo músico, muy a favor de que se mantuvieran los derechos de autor como están y no se cambiara nada. Su argumento era sencillo, ¿porque cambiarlo si llevamos años con él y a los artistas nos gustan como están? ¿Porque pensar en nuevos modelos de negocio si ya existen otros que conocemos y queremos seguir utilizando?.

Muy sencillo. El mundo ha cambiado, los contenidos tienden a cero coste, la copia no genera coste adicional alguno -o mínimo- los intermediarios aportan cada vez menos valor añadido y lo más importante, los clientes no quieren el modelo actual y “votan” con su comportamiento a otros modelos.

¿Quiere eso decir que todo tiene que ser gratis en Internet? En absoluto, pero el cliente tiene que percibir un valor real diferencial para pagar por ello. Es así de sencillo. Yo pago por muchos contenidos en Internet. De acuerdo, ni tengo 15 años ni soy un cliente típico pero muchos cientos de miles de clientes compran a diario en iTunes productos y servicios que pagan, se suscriben a un Spotify de pago y millones tienen cuenta en Paypal para, precisamente, pagar por lo que quieren comprar en la red.

El problema es que, lo que ya no están dispuestos a hacer, es pagar por una intermediación que consideran innecesaria o por productos de pago cuando existen, los mismos o muy similares, gratuitos. Eso es un problema para los negocios tradicionales de contenidos que vienen de un modelo físico en donde el papel y su distribución eran fuente de poder editorial.

La llegada del iPad está dando mucho que hablar. Los editores creen haber encontrado la solución final a sus problemas pero, para mi, el Ipad, bien que una gran plataforma para la diferenciación, tiene el mismo problema que encuentran ahora en Internet. Aunque de momento puedan ofrecer productos diferenciados que el cliente pague, empezará pronto a haber competidores que ofreceran producto similares a precios más bajos y/o gratuitos financiados por terceros (ya sea publicidad o patrocinios puntuales o acuerdos de comercialización conjunta) La marca les defenderá durante unos años, pocos, ya que a medida que los jóvenes crezcan y sean el público objetivo, el comportamiento de estos “nativos digitales” vendrá impregnado de nuevas marcas, de Internet, más que de las tradicionales hoy.


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