Como quiero a mi troll

Tengo un troll de lujo. Se toma la molestia de escribir, de vez en cuando, para ver hasta donde es posible aportar su comentario que va desde, ligeramente insultante -que a veces le publico- a directamente maleducado que he dejado de publicar por no disponer de tiempo para discutir con alguién que solo quiere provocar.

Cuando me vi obligado a cerrar los comentarios del blog de Infoman fue provocado por dicho elemento que, una vez me di cuenta, estaba usando la misma URL con docenas de seudónimos para insultar a diestro y siniestro pero siempre con el ánimo de provocarme.

Nadie puede ir por la vida, sobre todo si tiene una muy activa, sin haberse hecho con su porcentaje natural de enemigos. Intento que, incluso cuando digo no, el emprendedor se lleve algo de la presentación que le sirva para mejorar la próxima vez que tenga que hacer otra, pero, como todo el mundo, tenemos días mejores y otros peores. Es indudable que mi troll personal se siente insultado por mi y quiere venganza, sería mucho más productivo que tratara de aprender en este blog de las contribuciones de muchos lectores asiduos en vez de intentar aportar “bilis” dialéctica que no conduce a nada.

Jesús! que Troll!


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