Hay empresas del siglo XV y XVI que siguen boyantes. Quizás la banca sea el mejor representante de este grupo. Los banqueros que financiaban guerras y reyes, financian hoy puentes y centrales térmicas pero el sentido subyacente de su negocio ha seguido sin cambios a lo largo de los siglos.
La banca ha sabido abrazar la tecnología y seguir a sus clientes para, cuando era necesario, ganarles la mano gracias a sus recursos y apuesta por tecnologías modernas. No inventaran gran cosa pero, cuando alguien la invente, allí estarán ellos para aprovecharse, financiando a sus clientes y, cuando sea necesario, marcando el camino con desarrollos tecnológicos de vanguardia.
La Banca Española es ya celebre por su posicionamiento tecnológico en el mundo. Basta con visitar EE.UU. para comprender la ventaja que llevamos a sus ciudadanos en eso de disponer de una banca siempre asequible, operativa en cada esquina. Da susto ver el porcentaje de empleados que, por ejemplo, tienen tanto el Santander como el BBVA en el área informática y la rapidez que demuestran cuando absorben un banco nuevo en la integración informática del mismo.
El BBVA, libre de algunos errores anteriores de apuestas imposibles del Santander, tiene un área dedicada a la redes sociales que sabe lo que está haciendo.
El Santander ha demostrado como conseguir que un banco viejo y muy poco competitivo como el Abbey se haya, de su mano, convertido en un gran competidor en uno de los mercados más competitivos del mundo, el Reino Unido.
No menospreciemos a las Grandes Empresas. Muchas tienen grandes gestores que si bien no entienden bien el Siglo XXI, cuando se ponen a competir, tienen recursos y saben usarlos.
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