Samsung ha presentado en sociedad sus dos nuevas tabletas, las Galaxy Tab de 8,9 y 10,1 pulgadas, que suceden al primer modelo de la serie, más pequeño (7 pulgadas) y equipado con un software más diseñado para smartphones que para tabletas. En torno a ese primer modelo han circulado rumores de devoluciones y pocas ventas, algo que Samsung niega.
Los nuevos dispositivos, con los que se especulaba desde el año pasado, funcionan con Honeycomb, la versión 3.0 de Android que Google ha desarrollado especialmente para tabletas, y presumen de ser los más finos del mercado con un grosor de 8,6 milímetros. Ambas soportan conexiones 4G, adelantándose a muchas de sus competidoras, además de WiFi y BluetTooth 2.1.
Samsung dirige la versión mediana, de 8,9 pulgadas, a los usuarios profesionales, haciendo hincapié en herramientas de administración ofimática, mientras que la más grande de 10,1 pulgadas intenta ganarse al mercado de consumo con un procesador de doble núcleo y compatibilidad con Flash
Algo llamativo es que estos gadgets vienen equipados con pantallas TFT LCD, en lugar de con las impresionantes (y escasas) pantallas AMOLED que fabrica Samsung, y que sí llevan los smartphones de gama alta de la marca surcoreana. Sí tienen cámaras frontal y trasera y la plataforma para contenido multimedia de Samsung.
Las máquinas de Samsung están bien posicionadas para competir por un pedazo del mercado, pero el maremágnum de modelos es considerable, y la sombra del iPad es ahora el doble de alargada.
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