Las faltas de ortografía en páginas web cuestan millones a las empresas

Si podemos elegir, es probable que prefiramos comprar una lavadora que algo que nos anuncian como "labadora". Aunque sólo sea porque la primera parece provenir de una tienda más seria. Y ésa es precisamente la decisión que toman miles de internautas cada día, cuando navegan en busca de un electrodoméstico, un hotel o un regalo.

El empresario británico Charles Duncombe, que gestiona tiendas online de telefonía, moda y viajes, afirmó a la BBC que las faltas de ortografía y gramática podrían estar costándoles "millones" a los empresarios que ofrecen su mercancía online con errores en el texto.

Se trata de una cuestión de confianza y credibilidad. Muchos usuarios se forman una opinión de la página que están viendo en menos de diez segundos. Si encuentran una falta, no ayudará precisamente a que se queden en la tienda que están viendo, pudiendo encontrar una alternativa con un par de búsquedas.

No es la primera vez que alguien denuncia el pobre estado de la ortografía en Internet. Las reseñas escritas por los clientes, por ejemplo, han resultado ser perjudiciales, por muy contento que esté el cliente, cuando el que escribe ignora o confunde las reglas básicas de ortografía.

Al fin y al cabo, aunque las faltas de ortografía sean menos graves en entornos desenfadados como foros o incluso blogs, la página de una empresa es una cosa muy distinta, y si la página web -o sus tuits, o sus comentarios en su página de Facebook– contiene errores flagrantes, causa un daño considerable a la reputación y las ventas de una compañía.

A las faltas por ignorancia o descuido se suman además los traductores automáticos, que aunque muy mejorados siguen produciendo textos sin sentido, incoherentes, o que hay que reinterpretar como quien habla con un turista poco ducho en hablar nuestro idioma. Es comprensible que muchas empresas recurran a traductores automáticos en sus páginas web para reducir costes, pero utilizar esa traducción sin ninguna clase de control de calidad podría salirles más caro en ventas perdidas que una revisión en condiciones.


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