Una de cada tres personas ha cotilleado información personal de su novio o novia a escondidas, según una encuesta reciente, un porcentaje que aumenta cuando se trata de parejas casadas o estables y de gente joven.
Así, el 30 por ciento de los hombres y un 35 por ciento de las mujeres admiten haber mirado el historial de llamadas del móvil o el correo electrónico de la persona con la que están saliendo. Las cifras se elevan al 32 por ciento de los hombres y el 41 por ciento de las mujeres si hablamos de una relación estable, y el 36 por ciento de los hombres y el 39 por ciento de las mujeres han cotilleado datos de sus hijos.
La encuesta de Retrevo pone de relieve que por mucho que nos preocupe la información que guarda Google, si Apple rastrea nuestros movimientos o si el Gobierno local o ajeno puede acceder a nuestros datos, quizá deberíamos sospechar también de la gente que vive con nosotros.
Quizá lo más preocupante es que el 31 por ciento de los hombres y el 33 por ciento de las mujeres estarían dispuestos a rastrear a su pareja con un dispositivo GPS, aprovechando los avances tecnológicos. Este porcentaje se dispara cuando se trata de los niños: el 53 por ciento de los padres y el 64 por ciento de las madres controlarían los movimientos de sus retoños.
Además, la tendencia va en aumento, porque al comparar los datos con una encuesta similar del año pasado, Retrevo encontró que el porcentaje gente que ha espiado a sus parejas ha subido del 23 al 33 por ciento. Esta práctica está especialmente extendida entre los menores de 25: los cotillas han pasado de ser el 38 en 2010 al 47 por ciento en 2011.
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