Ante la amalgama de titulares y conferencias en las que es protagonista la palabra nube- o su homónima inglesa, cloud computing-, cabe cuestionarse si las ventajas son reales o si hay algo de burbuja en todo ello.
El medio estadounidense Cloud Tweaks, tras escuchar a empresarios y usuarios, ha decidido que existen tres preguntas fundamentales que es necesario plantearse para averiguarlo: ¿por qué?, ¿es seguro y de confianza? Y sobre todo, ¿cuál es el coste?
¿Por qué?
Sería estúpido intentar dar una respuesta genérica a esta pregunta. Cada compañía es diferente y por lo tanto tiene unas demandas y necesidades distintas y propias. Cada caso es particular, así que antes de hacer ningún movimiento, las empresas deberían de contar con un negocio afianzado, identificar qué les haría falta: algunas sólo necesitarían externalizar su servicio de correo electrónico o el de almacenamiento de datos, sin embargo otros se decantarían por aplicaciones más complicadas. Tras esto, habrá que decidirse por un proveedor concreto y pedirle soluciones personalizadas.
¿Es un sistema realmente seguro y digno de confianza?
La privacidad es un tema que inquieta, tanto por confidencialidad, como por pérdida de información. Los proveedores deben garantizar la seguridad de los datos y que éstos estén disponibles para su uso siempre que las compañías los necesiten. Elige servicio y proveedor cuidadosamente, teniendo muy en cuenta que el nivel de seguridad es suficiente para las necesidades de tu negocio. Presta especial atención a su trayectoria.
La buena reputación y unas buenas referencias resultan fundamentales en estos casos. Y que nadie pase por alto leer a conciencia la letra pequeña de los contratos, haciendo hincapié en las políticas y estándares de control de datos utilizados.
¿Cuánto cuesta?
La pregunta no es cuánto cuesta, sino ¿cuánto voy a ahorrarme gracias a este servicio si resto lo invertido? Los costes de implementar servicios de cloud computing van directamente relacionados con el proveedor escogido, y sobre todo, con la complejidad de los servicios contratados. El ahorro en infraestructura de hardware y la posibilidad de sólo pagar por lo usado hace inevitable un recorte en gasto considerable.
Si todavía no se ha decidido, es para pensárselo.
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