Hemos probado: PlayBook de RIM

La PlayBook de RIM lleva ya unos meses en el mercado, y justo ahora Research In Motion acaba de anunciar un nuevo aplazamiento del software, que no se renovará hasta febrero de 2012. Mientras tanto, os contamos nuestras impresiones sobre la versión disponible en las tiendas.

Empecemos con el diseño. El frontal deja todo el espacio a la pantalla de 7 pulgadas, sin botones físicos, lo que da a la PlayBook un aspecto compacto y elegante. El tacto es agradable y el peso (425 gramos) la hace adecuada para transportarla durante todo el día, algo que podemos hacer con la útil funda de neopreno incluida.

Lanzados estos piropos, toca una severa crítica respecto al botón de encendido, en la parte superior. Es tan minúsculo que necesitaremos la punta de un bolígrafo u otro objeto afilado para presionarlo, a no ser que tengamos los dedos muy finos o unas uñas muy largas… A su lado, los controles de volumen y Play, aunque también pequeños,se vuelven manejables en comparación.

Playbook

Volvamos a la pantalla, capacitiva y multitáctil, con resolución de 1024×600 píxeles. Sin duda uno de los puntos más fuertes de la tableta, con excelente calidad de imagen y respuesta muy sensible a nuestros dedos.

Destaquemos también las opciones de interacción con la pantalla. El sistema operativo Tablet OS, desarrollado por la propia RIM, introduce gestos sencillos que nos permiten desde arriba, abajo o los laterales abrir opciones, desplazarnos entre las aplicaciones abiertas o volver al menú principal. El manejo es muy intuitivo, y enseguida nos acostumbraremos a él y nos olvidaremos de los botones físicos (afortunadamente podemos también apagar desde el menú, evitando el odioso botón).

Respecto a potencia y rendimiento, la PlayBook rinde sin agobios gracias a un procesador dual a 1 GHz y 1 GB de memoria RAM, complementado con 16, 32 o 64 GBs de almacenamiento. Aunque la PlayBook está pensada principalmente para trabajar, incluye elementos de tableta “normal” como cámara trasera de 5 MP y frontal de 3 MP, salida HDMI y puerto miniUSB. También es compatible con HTML5 y Flash (funciona muy bien la aplicación de YouTube) y el sonido de los altavoces es más que aceptable.

El teclado virtual es cómodo, con buena separación de teclas, aunque lleva algo de tiempo acostumbrarse a la posición de la tecla “Intro” abajo a la derecha. Las herramientas profesionales de editor de texto, hojas de cálculo y presentaciones son notables: útiles, resultan familiares al usuario inexperto y aprovechan al máximo las 7 pulgadas de pantalla.

Sobre Blackberry Bridge, el sistema para sincronizar la tableta con una Blackberry, no encontramos peros, salvo por el hecho de que sea un requisito ineludible para acceder al correo, ya que –recordemos- la PlayBook no tiene aplicación de correo nativa. Lo que no dudamos es que acceder a archivos en el teléfono durante una llamada es una opción más que interesante para un profesional.

Esa carencia (el correo nativo), junto con la prometida y aún no cumplida compatibilidad con las aplicaciones Android, son dos elementos que unidos al precio (desde 445 € la versión de 16 GB a 626 € la de 64 GB) hacen que la PlayBook difícilmente vaya a ser nunca una tableta de ventas masivas.

Claro que probablemente tampoco sea esa la intención de RIM, que se conformaría con que una parte sustancial de los 70 millones de usuarios de sus BlackBerry la llevara encima.


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