Está claro que no es sencillo cambiar un negocio del Siglo XIX y convertirlo en uno del XXI. Los editores saben que tienen que hacerlo y tanto alemanes como italianos o suecos -por mencionar a los más activos- están en ello. En España, el diario El Mundo y el económico, El Economista, lideran el cambio con un El País que, de repente, se lo está tomando más en serio.
¿Que hace que sea tan difícil la transición? La conversión de sus tecnología y los costes de gestión que lastran sus cuentas anuales, hacen más difícil el cambio de modelo de negocio, aunque iniciativas como ORBYT o Kiosko vayan e la dirección correcta en cuanto a sus soportes pero todavía faltos de flexibilidad en cuanto al ajuste personalizado de sus contenidos a las necesidades de los clientes y al nuevo pacto que es necesario suscribir con ellos.
Vivir de la publicidad -su modelo más probado- está demostrando que es un bien perecedero y el cambio a un modelo de suscripción requiere una relación con el cliente de pago que no existe de momento en la industria editorial. Los editores alemanes como Axel Springer, llevan años comprando propiedades digitales para diversificar sus ingresos y tener participadas que crecen a dos dígitos. La Editorial Rizzoli, que tiene ya más de 100 años, también tiene ya varias participadas digitales que facturan cientos de millones de euros y crecen a gran velocidad.
La conjunción de nuevos negocios, aliados o comprados, muestra un camino a las editoriales que deberán acelerar sus acciones mientras todavía tienen un gran patrimonio de lectores en todo el mundo y, algunas, consiguen mantenerlo e incrementarlo online.
¿Como veis el modelo de negocio de las editoriales?
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