El primer teléfono diseñado por Google fue el Nexus One, un dispositivo fabricado con HTC y que dio lugar a un gemelo sólo del fabricante, el Desire ("la Desi", para los amigos), que a su vez inspiró toda una serie de smartphones con más que satisfactorias cifras de ventas.
Así fue como, a hombros de la fiebre por Android, HTC se convirtió en una de las marcas de mayor crecimiento en el sector de los smartphones. Modelos como el Wildfire o el mencionado Desire, más baratos que el iPhone o los Galaxy de Samsung, se hicieron un hueco en el corazón de los consumidores.
Sin embargo, esos teléfonos más sofisticados o, al menos, con más atractivo para los consumidores, están recuperando terreno y HTC ha lanzado ya dos advertencias sobre unos resultados menores a lo previsto, y unas ventas más reducidas en diciembre que en noviembre, pese a la crucial temporada de compras navideñas. De hecho, en noviembre vendieron un 30 por ciento menos que el año anterior.
Ese panorama ha hecho que algunos empiecen a enterrar a HTC considerándola un éxito fugaz en el competitivo mundo de los dispositivos móviles, donde el teléfono estrella de la semana pasada empieza a parecernos poca cosa ante los datos filtrados del terminal del mes que viene.
Sin embargo, tampoco hay que adelantarse a los acontecimientos. Al fin y al cabo, la empresa lanzará nuevos modelos el año que viene y si logra dar con un diseño atractivo y competitivo, podría sin problemas recuperar la tendencia al alza. Y si alguien duda de la capacidad de una empresa por renovar su catálogo de forma radical, no tiene más que echarles un vistazo a los nuevos Lumia de Nokia.
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