En 2020 seremos adictos a las apps

Este año se venderán en el mundo más smartphones que PCs (450 millones frente a 390 millones, según la consultora Gartner). Y en 2015 estaremos usando más de 44.000 millones de apps, según el cálculo de Yankee Group. Partieendo de estos datos, el laboratorio VINT de Sogeti ha publicado "The App Effect", un libro en el que se describe el panorama de la era post-PC. Un futuro en el que nos habremos librado de la dependencia del ordenador… para convertirnos en adictos a las aplicaciones móviles.

La principal conclusión del libro es que en 2020 seremos adictos a las apps, lo que obligará a empresas y organizaciones a transformarse en “social business”, con usuarios conectados a sus apps personales las 24 horas del día -siete días a la semana-, y atrapados por lo que lo que el libro califica de “sexto sentido”, o adicción a la información.

El libro rastrea los 10 efectos que conforman el denominado “nuevo capital social” y analiza las repercusiones que generará la adicción de los usuarios, en un futuro inmediato también macado por el carácter social de las empresas y la actividad de los grupos contraculturales (WikiLeaks, Anonymus y otros hacktivistas).

Mezclando todo lo anterior, veremos un panorama caracterizado por:

Sectores difuminados gracias a las apps móviles. Las empresas ligadas tradicionalmente a mercados concretos pasan a introducirse en otros a través, por ejemplo, de comunidades de redes sociales, obligadas a dar respuestas más rápidas y nítidas.

El software se convertirá en una commodity, a consecuencia de la proliferación de nuevas herramientas sencillas y funcionales.

– El acceso permanente a gran cantidad de información nos convertirá en usuarios intensivos y adictos, lo que crea grandes oportunidades para las empresas que respondan con eficacia a esta tendencia.

– La relación de las empresas con los consumidores tenderá a la intimidad, a través del concepto person to person, que sustituye a los business to consumer y business to business.

– Por último, llevar encima una fuente de conocimiento tan potente (inteligencia externa) hará necesario que busquemos contrapesos personales que equilibren ese potencial ilimitado de información y permitan mantener el control frente a la sobrecarga informativa.


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