Ya sabemos que los creadores de virus, troyanos y demás malware nunca han tenido nada personal con Windows. Si la mayoría del malware ha sido siempre diseñado para ese sistema operativo es por la sencilla razón de que es el que ofrece más oportunidades de “pescar”, igual que los carteristas “trabajan” en los sitios donde se concentran aglomeraciones…
Por esa misma regla de tres, es natural que la atención de los creadores de malware se desplace ahora a los dispositivos móviles (smartphones y tabletas), una plataforma que no deja de crecer en los últimos años, cerca ya de superar las ventas de PCs, si es que aún no lo ha hecho.
Según los datos de G Data, el malware para dispositivos móviles creció un 949% en 2011, frente al 23% que se incrementaron las amenazas para Windows. La mayoría de las amenazas para móviles están dirigidas a dispositivos Android.
El modus operandi en la creación de apps maliciosas se repite, y la gran mayoría no son sino variaciones más o menos perceptibles de otras aplicaciones, tanto falsas como inocuas e inofensivas. La suscripción a servicios premium sin consentimiento de la víctima es una de las técnicas utilizadas por los ciberdelincuentes, especialmente en países asiáticos.
Otra característica del malware que destacan los análisis de los análisis de G Data Security Labs es su corto ciclo de vida, con el fin de sortear las protecciones de seguridad. Los troyanos bancarios, por ejemplo, tienen una vida media de 27 horas, generándose nuevas versiones a partir de familias básicas.
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