Hace unos días, varios escritores y editores recibieron un aviso en el que PayPal les advertía que "limitaría" sus cuentas y no podrían utilizarlas para cobrar por libros digitales que contuvieran descripciones o imágenes de violaciones, incesto, zoofilia o relaciones con menores. A menos, claro, que retirasen esos libros de la venta.
Si PayPal pensaba que nadie iba a quejarse por estos temas polémicos, se ha llevado una decepción. No sólo una editorial de libros eróticos digitales, sino sindicatos de escritores y organizaciones de defensa de derechos digitales como la Electronic Frontier Foundation han protestado energicamente, y el asunto ha distraído la atención de los planes de la empresa de lanzar un sistema físico de pagos en tiendas.
Aunque PayPal afirmaba que esta política sólo pretendía alinearse con sus acuerdos con bancos y sistemas de pago, los críticos expresaron su preocupación porque las empresas que gestionan nuestro dinero puedan o quieran decidir qué podemos vender o comprar en función de su contenido, aunque se trate de obras legales de ficción. Tema, por cierto, no tan lejano de si las proveedoras de conexión pueden decidir las páginas que vemos o priorizar unos servicios online frente a otros.
Al final, PayPal parece estar rectificando, y ha limitado su veto a las imágenes y a los libros que contengan pornografíai infantil en forma de texto. Lo que nos hace preguntarnos si eso incluye o no incluye una obra respetada de la literatura como es Lolita.
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