Los modelos de negocio que aunan nuestro propio entusiasmo por algo y una necesidad real del entorno tienen mucho recorrido. Trabajar en algo que te encanta y entiendes y ver que tu público reacciona positivamente a cada oferta que haces, es un formato ganador en la mayoría de los casos.
Muchos emprendedores sacan un proyecto con el que no tienen ninguna relación de entusiasmo y eso les hace tener que trabajar más “forzados”. Si eres mujer y madre de tres niños, un proyecto para mujeres con más de dos niños tiene que tener algo más emotivo para ti que para un señor de 50 años con bigote y soltero.
¿Quiere eso decir que un señor de 50 años soltero no puede lanzar una empresa dirigida a mujeres con más de dos niños? No, claro, pero es menos obvio. Digo yo…
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