En los inicios de la informática, el Commodore 64 se alzó con el título del ordenador personal de más éxito de la época por delante de otros modelos de compañías como Atari o Apple. Se estima que se vendieran unos 17 millones de unidades del Commodore 64 en todo el mundo, convirtiéndose por entonces en el ordenador más vendido de toda la historia.
Un ordenador de 8-bit, con 64K de memoria RAM (aunque el intérprete del lenguaje BASIC ocupaba 26K, casi la mitad del espacio disponible), procesador MOS Technology 6510 a 1MHZ y una pantalla de 16 colores hizo las delicias de muchos jóvenes y no tan jóvenes de la época.
El precio de venta era de 595 dólares, un precio mucho más bajo que el de sus competidores porque Commodore Bussiness fabricaba sus propios chips. Esto le permitía no encarecer excesivamente el producto final. En el precio no se incluían los periféricos como el mouse, joystick, monitores, cassettes o disqueteras.
El Commodore 64 fue empleado principalmente para la diversión, ya que su uso sencillo e intuitivo permitió acercar la informática a los menos entendidos en la materia. Una de sus mayores apuestas era el chip de sonido SID, que reproducía hasta 3 voces a la vez y permitía a los usuarios crear música casera de una forma muy sencilla.
Además de para la música, el Commodore 64 era muy utilizado para los videojuegos. Tenía un amplísimo catálogo de juegos, aunque muchos de los usuarios los compraban en cintas de cassette pirateadas por su alto precio y por la dificultad de encontrarlos en el mercado.
El éxito de esta máquina ha sido tal que aún hoy sigue teniendo millones de fans nostálgicos que crean juegos y programas para la Commodore 64. Para los más melancólicos, todavía se pueden encontrar algunos modelos de segunda mano e incluso emuladores del sistema operativo.
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