Viajero social, una no tan rara avis en Internet

Emilio Márquez, CEO de Networking Activo

Se acabó el turismo tradicional, el de un mes de agosto fuera de casa alquilando una casa en la playa, el de nuestros padres. Ahora se estilan los viajes rápidos, los comentarios en las redes sociales que nos ayudan a elegir destino y las fotografías subidas al instante.

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El turista de comienzos del siglo XXI ha cambiado su manera de actuar convirtiéndose en el turista digital con su propio perfil definido por una serie de características únicas que lo hacen muy detectable:

1. Consulta datos, investiga

Un reportaje en televisión sobre una playa paradisíaca puede vender viajes. Pero cada vez vende menos. El turista digital ve el reportaje e inmediatamente se conecta a Internet para leer las opiniones de los usuarios. Esta investigación le llevará a elegir o descartar el destino, a descartar un hotel mostrado en el reportaje porque en una web de opiniones no está bien reseñado. La investigación previa es el día a día del turista 2.0.

2. Caza ofertas

La crisis ha reducido el número de ventas de viajes en las agencias, pero ha potenciado la búsqueda de gangas a través de Internet. Los cupones con ofertas de ocio triunfan (masajes, cenas, cultura, espectáculos, etc.) cuando el bolsillo está vacío. Esta nueva manera de hacer turismo local es una buena oportunidad de negocio para el sector gracias a que este turismo de ofertas funciona especialmente bien en los perfiles más jóvenes.

3. Está hiperconectado, viaja online

Atentos al cambio de paradigma. Ahora el turista ha cambiado la tradicional sesión fotográfica tras el viaje (sigue existiendo para "espectadores 1.0" como padres, amigos y familiares menos conectados) por las actualizaciones constantes en las redes sociales utilizando el móvil, la tableta y el portátil. Las fotos de los viajes llegan de manera inmediata a Facebook y a Twitter, y si algo no gusta, se muestra directamente.

4. Es previsor. Y no lo es

En este sentido, el perfil del turista online se puede definir como doble. Siempre existirán personas que reservan sus vacaciones con tiempo, pero también aquellas que compran sus vacaciones de última hora. Las gangas, los vuelos baratos y los cupones de oferta han contribuido a potenciar este perfil que, sin garantizar facturación al sector, aporta unos ingresos antes imposibles. Se compran más vuelos de última hora vía web que en el mostrador de los aeropuertos.

5. Cambia sus hábitos de compra

Lo que hace pocas décadas eran unas vacaciones estándar (un mes fuera de casa), ahora no existe para este viajero digital. Se estilan los fines de semana, los puentes, los viajes de duración media -5 a 7 días- y en destinos tanto locales (se ha potenciado el turismo interior económico) como exteriores al estilo low cost con la explosión de las aerolíneas de bajo coste. Esta tendencia contribuye a que el viajero disfrute de varias "minivaciones" al año, visitando más destinos.

6. Es proactivo tras el viaje

El turista digital tiene mucho que decir una vez finalizado su viaje. Es capaz de mostrar su felicidad extrema en las redes sociales o su descontento más absoluto cuando las cosas no han acompañado como esperaba. Los blogs especializados en turismo y los foros se nutren de opiniones y críticas que tienen tanta o más importancia que las páginas de recomendaciones en los medios tradicionales.

¿Cómo tratar con este turista digital?

El camino a seguir es sencillo. Sólo tenemos que mantener la comunicación digital controlada, saber reconocer nuestras posibles debilidades y combatirlas para evitar que se conviertan en argumentos en contra de la marca. Si no puedes ofrecer un servicio con la calidad que prometes, directamente no lo ofrezcas. Fácil.

Aprender de las redes sociales, asumir su importancia y saber utilizarlas es fundamental para que este turista de la red se integre cordialmente en el sistema. En definitiva, se necesita una estrategia de comunicación apropiada. Pero eso, amigos, es otro cantar.


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