Puede parecer algo chungo, pero nuestra identidad digital va incluso por encima de nuestra propia vida. Nuestros perfiles en redes sociales, blogs o comentarios en foros seguirán ahí cuando nosotros ya no estemos. Si bien en la actualidad es poco habitual toparse con el perfil de Facebook de un difunto, puede que dentro de algunos años eso sea el pan de cada día.
El último episodio de la serie británica Black Mirror nos muestra con claridad lo espeluznante del asunto (ATENCIÓN: SPOILERS!). Una mujer desolada por la muerte de su novio comienza a utilizar un servicio digital puntero para comunicarse a través de la red con el fallecido. Este servicio recopila todas las conversaciones online y la información de los perfiles en las redes sociales del difunto, que tenía una vida digital muy activa, y crea una nueva identidad virtual.
Poco a poco, la historia va a más, llegando incluso a crear una voz virtual idéntica a la del fallecido a partir de fotos y videos, con la que incluso es posible mantener una conversación telefónica. La protagonista prácticamente olvida que está comunicándose con su novio muerto, y comienza a hablar con éste monstruo digital durante la mayor parte del día.
Por último, ella acepta llevar a cabo la fase más experimental del proceso: adquirir un cuerpo de carne sintética idéntico al de su novio donde se puede cargar este programa. El clon incluso es capaz de satisfacerla sexualmente, pero pronto se da cuenta de que se trata de un pedazo de carne sin emociones, que obedece a sus órdenes sin apenas cuestionarlas. La frustración de la protagonista ante el servicio es tal que incluso llega a plantearse deshacerse del clon.
Esto nos adentra de lleno en un debate ético: ¿hasta donde puede llegar la tecnología? ¿Realmente las redes sociales saben todo de nosotros? ¿Tanto como para llegar a producir un clon de nuestra personalidad? A mí, desde luego, se me han quitado las ganas de publicar en Twitter y Facebook por unos días.
Parece que eso de la Ouija ya es agua pasada. Las redes sociales pronto podrían ser el medio ideal para reducir la brecha entre vivos y muertos. Este terror de ciencia ficción ya no es tan ficticio como parece. Según un artículo de The Guardian, existen algunos servicios como LivesOn y DeadSocial que mantienen a tus amigos y familiares actualizados en Twitter y Facebook incluso después de la muerte.
LivesOn estará disponible a partir del mes de marzo, y por el momento podemos ver un mensaje en su página principal que puede que quite el hipo a más de uno: “When your heart stops beating, you'll keep tweeting”. Este servicio, que se define como “tu vida social después de la vida”, utiliza algoritmos de Twitter que analizan tu comportamiento en linea: likes, gustos, favoritos e incluso tu ortografía y sintaxis.
LivesOn mantendrá tu cuenta activa cuando tu ya no estés para hacerlo, publicando enlaces que te gustan, añadiendo a favoritos otros tuits o incluso escribiendo tal y como tú solías hacerlo. Además, permite designar un ejecutor que será quien tome el control de tu cuenta. En su página web ya podemos dejar nuestro correo para que se nos notifique cuando el servicio pase a estar disponible. A ver quién es el valiente que se atreve con eso.
Otros servicios como DeadSocial simplemente permiten al difunto configurar antes de su muerte una serie de mensajes póstumos que se publicarán a través de Facebook y Twitter. "Te permite mejorar tus recuerdos, ampliar las relaciones y crear algo de valor para aquellos que aún están vivos", explica su creador, James Norris.
Las manchas jurídicas y éticas de este tipo de “legados digitales” son aún un tema que promete largos años de debate. Y tú, ¿ves esto como algo drástico, que atenta totalmente a la moralidad? ¿O simplemente te parece que no debemos darle más importancia de la que tiene?
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