El coste ya no es hoy una barrera para justificar el no "explicarse" a través de un vídeo. Cualquier producto o servicio es mucho más comprensible si viene acompañado de un vídeo explicativo. Sobre todo cuando se trata de productos complejos, la descripción escrita y las explicaciones en largas páginas de texto ya no venden. Hay que resumir lo esencial en vídeos de no más de 5 minutos.
Si tenemos necesidad de largas explicaciones, hay que segmentarlas en vídeos reducidos a no más de 5 minutos y repartirlos por secciones que tengan sentido y sean amenas. Otro problema frecuente es hacer vídeos "ladrillo" que no manejan más que pantallas, con una voz en off y que se tienen que limitar entonces a menos de 3 minutos para que no sean cargantes.
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