Como sabéis los que me seguís, ayer estuve en León dando un cursos en la Colegiata de San Isidoro. El domingo visité la catedral y supe que había sido iniciada en el siglo XIII por el obispo Martín Fernández, cuando León era tan solo una villa de 6.000 habitantes, en una época en donde la esperanza de vida apenas era de 30 años.
Para mí quedó claro que, si existe un precursor del emprendimiento, tenía que ser alguno de estos colosos que, con una visión y perseverencia increíbles, eran capaces de llevar a cabo un proyecto de ese tamaño aún sabiendo que nunca llegarían a verlo concluido vivos.
Hoy en día es más sencillo ser emprendedor, pero sigue siendo un gran logro que pocos pueden culminar con éxito. Las catedrales de hoy son proyectos de otro estilo pero igualmente difíciles de llevar a cabo.
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