Muchos restaurantes y bares españoles se han pasado a las máximas de Henry Ford: "podéis pedir el color que queráis con tal de que sea negro". No hay flexibilidad ninguna. Pido un pedacito de queso para terminarme el vino y la respuesta es "Solo servimos raciones". Pido una copa de vino y me dicen que solo existe el de la casa, si no tengo que pedir una botella entera.
¿Es tan difícil tener flexibilidad? Con la crisis, han aparecido algunos que lo han entendido bien y la respuesta es siempre "dígame lo que quiere que haré lo imposible por servírselo". Se están comiendo el mercado. Es lo mismo en una start-up, diseñar docenas de funcionalidades de espaldas al cliente nos lleva a gastar en aquello que nunca va a servirnos.
Online hay recuperar el servicio de nuestros ancestros y "vivir por y para el cliente". Como dice la foto de Páginas Amarillas, el cliente es lo primero, tambien online.
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