Hace ya un par de meses que conocimos la noticia que dejo boquiabierto a más de un forofo de la compañía de la manzana y a algún que otro experto en nuevas tecnologías: Angela Ahrendts, actual CEO de Burberry, pasará a ocupar el puesto de vicepresidenta senior de Apple en la primavera de 2014, haciéndose responsable total de las tiendas de la marca tanto a nivel físico como online.
Por suerte, lo sorprendente no fue tanto el hecho de que se tratase de una mujer (¡faltaría más, en pleno siglo XXI!), sino de que su carrera profesional hubiera estado siempre ligada al mundo de la moda. Quizás esperasen a alguien más del estilo de John Browett (algo poco coherente, teniendo en cuenta que Browett, anterior fichaje de Apple, no duró ni seis meses dentro de la compañía).
No creo que sea necesario mencionar de nuevo las cualidades que poseen las mujeres –y también algunos hombres, claro- para afrontar grandes responsabilidades y llevar a la perfección las riendas de un alto cargo directivo. Sin embargo, sí podríamos decir que incorporar mujeres a la plantilla se ha convertido en una especie de tendencia entre las grandes empresas del sector tecnológico en los últimos años (Julie Larson-Green y Reller Tami en Microsoft, Marissa Mayer en Yahoo, Sheryl Shandberg en Facebook…). No obstante, ¿qué fue lo que ha hecho a Apple apostar por el fichaje de Ahrendts en un equipo directivo lleno de hombres?
La respuesta es más sencilla de lo que parece: Burberry y Apple tienen más en común de lo que la mayoría piensa. Desde que Ahrendts fue nombrada presidenta de Burberry en 2006, la compañía ha ido mejorando su imagen y aumentando sus beneficios, saliendo del profundo bache de identidad en el que se encontraba antes de su incorporación (a mi esta historia me recuerda inevitablemente al regreso de Jobs a una Apple más fea que nunca). Quien conoce a Angela destaca de ella su talento, su brillante mente comercial y su capacidad de reacción ante la demanda de productos, pero también su amor por el diseño y la innovación. ¿Verdad que podrían estar hablando de Steve Jobs?
Para mí que fue eso lo que despertó la curiosidad en ella a los de Cupertino. A partir de ahí, el camino hacia un acuerdo en el que las dos partes tenían mucho que ganar estaba rodado. “Ella comparte nuestros valores y nuestro enfoque en la innovación, y pone nuestro mismo énfasis en la experiencia de los clientes”, ha asegurado el propio Tim Cook, al parecer muy entusiasmado con la incorporación de Ahrendts. Por su parte, Angela lleva años mostrando su admiración hacia Apple y poniéndola como ejemplo a seguir en cuanto a imagen de marca, diseño y estilo de vida.
Por otro lado, el gran trabajo de Ahrendts en Burberry es indudable. Según Forbes, la compañía aumentó el precio de sus acciones en un 300% desde que ella llegó. Uno de los primeros cambios que Ahrendts llevó a cabo nada más poner un pie en Burberry recuerda totalmente la estrategia adoptada por Apple con muchos de sus productos: el sacrificio del “coste medio” para apostar por la calidad y venderla a un “precio de lujo”. Y al igual que en Apple, esta decisión resultó ser todo un acierto para la compañía británica.
Además, a pesar de esta decisión, Burberry también ha evitado convertirse en una marca nicho y cuenta con un amplio rango de clientes. Pocas marcas han conseguido eso, que una persona, independientemente de su poder adquisitivo, sea capaz de ahorrar durante meses para hacerse con uno de sus productos. Es ese encanto, por llamarlo de alguna manera, que tiene un iPhone o, ¿por qué no?, un bolso de Burberry. Por mucho menos dinero, puedes tener un teléfono móvil o un bolso, pero claro, “no es lo mismo”. Tú quieres ese.
Después de eso, llegaron a Burberry una gran cantidad de avances digitales de la mano de Angela. La compañía fue aumentando su estrategia en las redes sociales y sus colaboraciones con empresas tecnológicas hasta convertirse en una marca pionera en lo digital con un gran valor e identidad.
Actualmente, las tiendas físicas de Burberry presentan una perfecta unión entre el mundo online y la experiencia de compra física. Espejos grandes que se convierten en pantallas interactivas con información sobre la prenda elegida y efectos audiovisuales por todas partes. Quienes han visitado la flagship store de Burberry en Regent Street, dicen que poco tiene que envidiar a una Apple Store. Además, los detalles arquitectónicos de la tienda están también cuidados al máximo. Ahrendts ha intentado siempre dotar a las tiendas de la marca de los mejores materiales. Imposible no ver reflejado el “sibaritismo” de Jobs en algunos de los “caprichos” de la futura directiva de Apple.
Por último, es interesante prestar atención a la tendencia de los “gadgets para vestir” (o cómo ya nos hemos referido a ello alguna vez, la wearable technology). Que si smartwatches, que si las Google Glasses… Cada vez más empresas comenzarán a lanzarse al mercado de estas tecnologías. Por ello, no es de extrañar que Apple fije su atención en fichajes como el de Angela Ahrendts, Enrique Atienza de Levis o Ben Shaffer de Nike (otras dos de las últimas incorporaciones a la compañía). ¿Estaremos ante una clara pista de las intenciones de Apple?
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