Apple relaja sus normas para aplicaciones

Por una vez, el carismático fundador de Apple actúa en contra de su fama de estricto controlador y abre un poco la mano, al publicar (y suavizar) las normas para aplicaciones de terceros que quieran figurar en la AppStore, y por lo tanto ingresar en el selecto y lucrativo club del iPhone, el iPod Touch y por supuesto, el iPad.

Para empezar, las aplicaciones podrán volver a diseñarse con programas de otras empresas, lo que en la práctica significa que Adobe Flash Compiler vuelve a estar permitido. De hecho, una de las primeras consecuencias de la noticia fue una subida en bolsa de la maltratada Adobe.

Con esta decisión, Apple pone fin a su larga rivalidad con Flash, una tecnología a la que ha acribillado por activa y por pasiva, y por si eso no fuera lo bastante sorprendente, lo hace cediendo. También aclaran sus criterios en cuanto al contenido, que también está controlado en su inmaculado universo.

En resumen, las 113 nuevas normas ofrecen a los desarrolladores algo a lo que atenerse, y les ahorrarán buena parte de la incertidumbre que sentían antes al enviar una aplicación a Apple, sin tener muy claros los criterios para autorizar o prohibir cada programa.

No se trata de una epifanía repentina, ni es sólo una valiente rectificación, o cuestión de apuntarse -aunque sea un poco- a la moda de las plataformas abiertas. Al remodelar y aclarar sus preferencias, Apple intenta apaciguar a los desarrolladores descontentos y de paso, dar buena imagen a las instituciones que amenazan o inician investigaciones por monopolio.


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