Brechacha4 digital entre los jóvenes

Las TIC están reestructurando la sociedad y han creado ya una nueva brecha social y generacional entre jóvenes y adolescentes, divididos entre conectados y marginados, según su clase social y su entorno tecnológico. El Instituto de la Juventud, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y Obra Social de Caja Madrid han elaborado un estudio, Jóvenes y cultura messenger, del que se derivan estos datos. Un interesante análisis del acceso a las TIC entre los 12 y los 29 años que echa por tierra muchos estereotipos.

Ni los jóvenes tienen una capacidad innata para comprender y acceder a las nuevas tecnologías, ni éstas contribuyen a homogeneizarlos o igualarlos, asegura Eusebio Megías, director técnico de la FAD. Si bien el acceso al teléfono móvil es prácticamente universal (92,4% de los jóvenes de entre 18 y 24 años), sólo el 63% de quienes tienen entre 15 y 29 años cuentan con ordenador, y apenas el 41,5% accede a Internet.

Destacan el uso de los mensajes de móvil y el ascenso imparable del messenger, frente al declive de foros y chats. El perfil de usuario máximo de las nuevas tecnologías, según el análisis realizado por Ángel Gordo e Ignacio Megías, es un joven de entre 14 y 24 años, estudiante, chico, de clase media y conectado en el hogar familiar.

Deficiencias formativas
En el estudio, los jóvenes afirman que el control de los padres sobre el uso que hacen de las nuevas tecnologías es sólo teórico, y se muestran grandes deficiencias en la formación de los adolescentes, ya que los padres reconocen su incapacidad y la enseñanza primaria y secundaria no está capacitada.

En este contexto, los jóvenes cuentan con una especie de currículum oculto, una formación adquirida por impregnación y no en la enseñanza formal que está profundamente condicionada por su entorno tecnológico, su clase social y su grupo de amigos. Así comienzan nuevas brechas generacionales importantes, incluso en tramos de edad muy cortos, y educativas -entre quienes crecen en un ambiente tecnológico y quienes no-.

Tampoco es cierto, según este estudio, que los jóvenes utilicen las TIC para formarse, ya que ellos mismos afirman que el principal objetivo es el ocio y relacionarse. Internet, según explica Megías, en la medida en que permite elegir, alimenta entre los jóvenes la fantasía de la no manipulación y además no exige esfuerzo económico ni emocional.

El factor decisivo en el éxito del messenger, continúa, es que permite \”una comunicación a la carta: el usuario elige con quién habla; mantenerse oculto, al acecho, hasta que le interese aparecer en la conversación; ampliar la red de relaciones; e incluso mentir.

Entrar en un chat supone decir que quieres participar y buscar relaciones, mientras que con el messenger se está siempre disponible, pero sin exponerse, porque no hay que decir que se está siempre disponible; no hay que retratarse. Y se pueden crear otros yo en el espacio virtual.

Una de frikis
Los jóvenes no consideran en ningún caso que una mala utilización de las TIC esté relacionada con el tiempo de utilización. En el caso del messenger, su buen uso depende de si sirve para ampliar o potenciar relaciones personales, mientras que el mal uso se vincula a que se recurra a él para buscar de forma activa nuevas relaciones o sustituir el contacto personal. Quienes actúan de esta última manera serían los freaks, los raros que compensan sus limitaciones a través de relaciones virtuales.
Los jóvenes españoles se dividen entre de banda ancha y de banda estrecha. Los primeros han integrado las nuevas tecnologías en su vida y en su forma de relacionarse, sin renunciar al contacto humano, y aprenden continuamente; son los jóvenes de mayor edad y disponen de un trabajo más o menos estable.

Los jóvenes de banda estrecha no integran las TIC, sino que las usan de forma puntual, según sus necesidades; son críticos ante las nuevas tecnologías y suelen ser más jóvenes, sin trabajo o con un empleo precario.

Junto a estos dos grupos y los freaks, el informe identifica también a los ajenos, jóvenes inmigrantes o trabajadores alejados de las TIC por su contexto social (aunque usen el móvil); y a los resistentes voluntarios, quienes se mantienen activamente al margen.


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