Faltaba la rubrica del presidente. George W. Bush ha renovado la moratoria sobre los impuestos en las transacciones electrónicas, asegurando a los 130 millones usuarios de Internet de Estados Unidos que no van afrontar ningún tipo de tasas al menos en los próximos dos años. La nueva ley \”asegura que el desarrollo de Internet no se verá minado por ningún impuesto adicional\”, según Bush.
La moratoria original, aprobada en 1998 en el Congreso, perseguía prohibir a los estados y gobiernos locales imponer nuevos impuestos que podrían minar el crecimiento de un nuevo medio, que sólo significaba el 1% de las ventas totales en EEUU. Hace tres semanas, el Senado ya renovó la moratoria que expiró el 21 de octubre, cuando los legisladores no se pusieron de acuerdo para incluir una cláusula que permitiera a los estados hacerse cargo de los impuestos. Esa cláusula fue rechazada por el Senado, que en su lugar decidió no gravar el acceso a la Red ni establecer otros \”múltiples y discriminatorios\” impuestos en Internet hasta el uno de noviembre de 2003.
Los que no quedan nada contentos son los gobiernos locales, que viven en un país con más de la mitad de la población conectada, y estiman que van a dejar de ingresar 13.300 millones de dólares este año por no poder poner sus garras sobre el comercio electrónico. Buena parte de la culpa es suya, ya que debería tratar de aunar las leyes de las más de 7.500 jurisdicciones con atribuciones impositivas.
Sin embargo ahora, con más de la mitad de la población conectada a Internet, la incapacidad de los legisladores de establecer una forma justa y sencilla de incluir impuestos en el comercio electrónico es un duro mazazo para los gobiernos locales, que temen que sus ingresos mermen cada día según se impongan las transacciones en la Red. Los estados dejarán de ingresar unos 13.300 millones de dólares este año, dinero en el que confiaban para sufragar gastos de servicios básicos después de ver sus presupuestos recortados por la crisis económica.
Las ventas online ya no son una insignificancia a desdeñar. El propio Bush lo reconoce —estima que significarán el 15% del gasto total estas Navidades—, pero pone por encima la felicidad de las familias norteamericanas: \”la ley protegerá a los consumidores de impuestos indeseados cuando compren sus regalos para sus familiares y amigos\”.
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