Si usted está seguro de que nadie sabe que en este momento está leyendo estas líneas, considérese afortunado. No porque esté accediendo a un contenido pernicioso o inmoral, que no es el caso (esperamos), sino porque sus superiores no han instalado ningún sistema de monitorización de sus actividades online. Esto es una práctica cada vez más común en EEUU, ese país obsesionado con la vigilancia y la prevención de movimientos. La cosa se agrava con la creciente flota de trabajadores móviles: el ordenador es corporativo, pero el empleado puede usarlo para cualquier cometido personal en horario extralaboral… sin saber que un software está controlando todo lo que hace.Un peligroso equilibrio entre la vida privada y la cultura corporativa. Más
En España tuvimos hace un par de meses una sentencia que consideraba improcedente el despido de un trabajador porque la empresa había instalado un programa de espionaje en su ordenador sin comunicárselo, considerando ilícita la obtención de las pruebas. Este tipo de decisiones judiciales protegen la integridad del trabajador llegado el caso extremo del despido, pero nada se dice si se utiliza para, por ejemplo, para hacerle la vida imposible.
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