A nadie se le ocurre quitarle la luz o el agua a sus vecinos, aunque lo de gorronear el wifi sí que es una costumbre más o menos habitual. Al fin y al cabo, se justifican los gorrones, no se hace ningún mal por coger una señal que circula libremente por los aires… sobre todo si la pagan otros, claro. Sea como sea, esta fea práctica podría volverse innecesaria en el momento en que nuestras ciudades contaran con cobertura de acceso inalámbrico, una idea que ya es realidad en pequeñas localidades como Avilés, Moralzarzal o el gallego Concejo de Estrada, y que se estudio en urbes más grandes como Málaga o Madrid.
Tal vez no sea un buen momento para desarrollar este tipo de proyectos ahora que se plantean los posibles efectos nocivos de este tipo de instalaciones. Y es que eso de estar rodeados de radiaciones electromagnéticas bombardeando continuamente nuestros cuerpos, no se ha demostrado que sea perjudicial para la salud, pero como mínimo es mosqueante.
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