Hace quince días los principales representantes del capital riesgo europeo reunidos en Roma hablaron largo y tendido de la situación de esta actividad en el Viejo Continente. Las conclusiones fueron claras: el momento de desarrollo es excepcional, pero ni el crecimiento en el nivel de inversiones de los últimos años ni la menor repercusión que la crisis está teniendo en estos países pueden provocar que se echen las campanas al vuelo. El lema de este congreso, que organiza cada año la Asociación Europea de Capital Riesgo (EVCA), trataba de resumir la situación del sector, \”lento y sostenido\”.
Los principales ejecutivos de las compañías y fondos de capital riesgo europeos no pueden olvidarse ni de la crisis, ni del escaso desarrollo que este tipo de inversiones tiene todavía en Europa. Pese a que en el año 2000 se contabilizó una inversión de récord de 34.900 millones de euros en 10.440 empresas (supone un aumento del 39% con respecto a 1999), esta cifra no puede aún compararse ni de lejos con los niveles estadounidenses.
El volumen captado por los fondos también llegó a cotas nunca vistas. Las nuevas provisiones fueron de 49.000 millones de euros, el 89% más que en 1999, cuando se recaudaron 25.400 millones de euros.
Una inversión cada vez más sofisticada
El desarrollo de esta industria está comenzando a ser evidente en Europa. La explosión de la Nueva Economía y la creación de un marco financiero homogéneo han servido para animar a los inversores e incrementar el dinero destinado a estas partidas, pero además, el tipo de apuestas y su filosofía está cambiando. La forma de selección de las inversiones es más sofisticada.
Una de las noticias de las que más alardearon los ejecutivos de los fondos durante el encuentro fue del incremento de las apuestas en las primeras etapas de las empresas, es decir, del capital semilla. Éste no es mas que el que recibe un emprendedor para crear y hacer crecer de forma rápida una compañía, de modo que en poco tiempo se generen altas plusvalías. Eso sí, es el más arriesgado. Así del total invertido durante el año 2000, el 56% fue para los primeros estadios de desarrollo. Esto supusieron 19.600 millones de euros, el 43% más que en 1999, momento hasta el cual los fondos de Viejo Continente se habían decantado más hacia negocios ya probados.
La tecnología, aún en mantillas
Aún con estos progresos, todavía siguen existiendo notables diferencias entre Europa y Estados Unidos. En los últimos años la inversión en tecnología se ha incrementado de forma muy importante, sobre todo tras el estallido de Internet, pero en un informe de PricewaterhouseCoopers se desprende que el porcentaje destinado a nuevas tecnologías fue en 2000 de sólo el 28%, unos 4.000 millones de euros.
Esta cifra queda aún más mermada si miramos hacia España donde, según los datos de la Asociación Española de Capital Riego, sólo el 21% del dinero que invierte el sector va para este tipo de empresas.
Si tenemos en cuenta que ya de por sí el capital riesgo no mueve en Europa mucho dinero, podemos hacernos una idea de las repercusiones que tiene para el desarrollo de Continente esta falta de interés por el sector tecnológico.
Los expertos reunidos en Roma achacaban esta situación, sobre todo, a la crisis de los mercados tecnológicos. Mientras éstos no dejen de caer, no se mirará mucho al sector tecnológico, confirmaron. De hecho, según una representante de GM Investment Trustees, los problemas la tecnología que están teniendo sus socios estadounidenses (que iban por delante en este tipo de inversiones) ha hecho que ellos no se hayan mirado mucho en al sector durante el pasado año.
Asimismo, el presidente del congreso de este año, el italiano Edoardo Bugnone, reconoció que, aunque los inversores no previeron el fin de la burbuja, el hecho de haber ido retrasados respecto a Estados Unidos ha servido para que Europa se haya puesto a salvo. \”Ha sido una suerte haber llegado tarde a la fiesta\”, afirmó. Bugnone vaticina un descenso de la inversión durante este año de entre el 20 y el 25%.
Escasez de proyectos
Sin embrago, aunque haya disminuido el apetito de los inversores por la Nueva Economía, no quiere decir que no haya dinero en el mercado buscando oportunidades. En este momento hay 13.000 millones de euros dispuestos a colocarse en nuevas empresas. Pero la crisis ha curtido a los ejecutivos y ya no encuentran fácilmente proyectos de su agrado para financiar. De hecho, esa es una de la principales quejas que tienen ahora los inversores.
James McMillan-Scott, director del banco de inversiones Fridman, Billing, Ramsey Internacional, llegó a decir en su ponencia \”No hay cosa que más duela a un inversor que tener el dinero preparado y no encontrar proyectos de calidad por los que apostar\”.
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