La resaca de la burbuja bursátil y financiera de finales de los noventa ha sacado a la superficie a varias compañías que se emborracharon de ambición a base de un endeudamiento excesivo, unas expectativas exageradas para la demanda de sus productos y un alto recurso a la ingeniería financiera para sacar pasivos de los balances. Entre los casos más sonados están Enron, las empresas de telecomunicaciones Global Crossing y Psinet y algunos departamentos de bancos de inversiones que tuvieron un papel poco afortunado al asignar acciones de OPVs. Últimamente el sector del capital riesgo también está recibiendo muchas críticas.
La volátil opinión pública
Desgraciadamente, así como las valoraciones de las acciones bajan y suben a una velocidad vertiginosa, el péndulo de la opinión pública también pasa rápidamente de una situación en la que todo se ve de color blanco a otra en la que domina claramente el negro. Pero no es así. Ni antes los auditores eran todos honrados y eficientes, ni ahora todos son cómplices de las barbaridades que cometen algunos ejecutivos. Lo mismo hay que decir de la utilización de instrumentos derivados, que pueden servir para asegurarse contra algunos riesgos, y de la institución de la OPV, una de cuyas principales finalidades es la financiación de proyectos empresariales.
Ante la lluvia de críticas a los gestores de fondos de capital riesgo…
En lo que se refiere al capital riesgo, se critica a muchos gestores de cobrar unos honorarios excesivos, en muchos casos el 2% de los activos gestionados, sin que ni siquiera hayan obtenido un rendimiento positivo en sus fondos. Además, las entidades de venture capital suelen cobrar entre un 20% y un 30% del rendimiento obtenido por encima de un índice de referencia fijado.
En algunos casos, en estos tiempos de falta de oportunidades interesantes de inversión, los fondos gestionados han dejado sus inversiones en cuentas de plazo fijo. En el transcurso de una década, la industria del capital riesgo pasó de administrar unos 3.000 millones de dólares a un volumen de más de 100.000 millones en la actualidad. Pero donde sobra capital pueden faltar oportunidades, como lo demostró la reciente decisión del fondo de capital riesgo Crosspoint Venture Partners, que canceló un fondo de 1.000 millones de dólares por considerar que las circunstancias actuales del mercado no ofrecen oportunidades de inversión interesantes. Barksdale Group, otro fondo de capital riesgo prestigioso de Sillicon Valley (California), también anunció recientemente que no iba a realizar nuevas inversiones.
Según Venture Economics, las inversiones de fondos de capital riesgo estadounidenses bajaron un 58%, hasta 50.000 millones de dólares, el año pasado, comparado con los 121.000 millones de 2000. La reducción en el volumen de inversión fue aún más notable en el caso de Europa y Latinoamérica.
…sería bueno solucionar algunos excesos…
Una de las soluciones al descontento existente por las altas comisiones que cobran los gestores de fondos es que éstos se centren en la creación de fondos pequeños enfocados en sectores muy específicos (por ejemplo, a la tecnología Java o al software para administración de sistemas sanitarios). Otra alternativa pasa por la creación de fondos de menor dimensión, o incluso en la división de los existentes. De esta manera los equipos gestores cobrarán comisiones inferiores debido al menor volumen de activos gestionados y tendrán un mayor incentivo para invertir el dinero y buscar altos rendimientos.
Otra solución muy innovadora de los problemas actuales son los mercados secundarios de private equity, en los cuales se producen compraventas de jóvenes compañías tecnológicas que generalmente tienen valoraciones mucho más bajas que las que tenían hace dos años.
…pero no hay que olvidar que se trata de un sector de alta utilidad económica
Hay que subrayar que es fácil sacrificar ahora a toda la industria del capital riesgo ante el altar de la resaca de los excesos de la Nueva Economía. Es probable que haya habido excesos y abusos, pero no han sido la regla. Se trata de un sector que, casi por definición, tiene rendimientos muy volátiles. Pero eso no quita que el capital riesgo y el private equity sean de alta utilidad como fuentes de crecimiento económico y de empleo.
La financiación de capital riesgo y de private equity no es perfecta, pero muy probablemente sea una de las maneras menos malas de incentivar la innovación tecnológica y el crecimiento económico.
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