La utilización e integración de las nuevas tecnologías en los procesos formativos se presenta como un gran reto tanto para instituciones educativas como para las organizaciones empresariales.
Y un reto, además, que se apoya en el interés cada vez más creciente por la teleformación, como pude comprobar recientemente en Bilbao en las jornadas sobre Formación y Empleo, Prest 2001, donde tuve la oportunidad de participar en una mesa redonda. En dichas jornadas quedó patente que tanto el mundo corporativo como el educativo están cada vez más interesados en analizar y valorar las ventajas y posibilidades que las nuevas tecnologías pueden ofrecer aplicadas de una manera adecuada a los procesos formativos de una organización.
Varios son los indicadores que avalan un optimista futuro a la teleformación:
- El mercado de la teleformación o e-learning es uno de los de mayor futuro y mayor rentabilidad. En países pioneros como Estados Unidos mueve 65,2 millones de euros y en España el mercado es muy prometedor. Según la Asociación Española de eLearning y formación online (AEFOL) este tipo de formación pasará del 5% de las empresas que lo utilizan en la actualidad a un 60% en 2005.
- En la actualidad, la formación online supone el 5,1 % de la formación continua que se imparte en España, porcentaje que aumentará hasta el 40 % en el 2003, según datos hechos públicos en el \”Congreso Emprendedores en Internet. El e-learning\”, organizado por la Universidad de Navarra. Esto significa un crecimiento porcentual del 34,9 % del e-learning con respecto al total de la formación continua en España.
- La partida para Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación no universitaria a distancia ha sido una de las más beneficiadas en los presupuestos del Estado, obteniendo para 2002 un incremento del 35,37% con respecto al año pasado (4.922.530 euros frente a los 3.636.410 euros destinados en 2001).
- Los ejecutivos de las compañías se han dado cuenta de que la mejor forma de superar un periodo de dificultades es contando con profesionales bien cualificados y competentes. Se estima que en los próximos cuatro años este mercado experimentará un crecimiento entre el 35% y el 50%, según datos de la firma de analistas Giga Group.
- Las empresas españolas dedicadas a impartir formación a través de Internet facturaron el año pasado 24 millones de euros, y se prevé que en 2002 los ingresos se eleven a 54 millones de euros.
- El último informe de Jupiter MMXI augura un brillante futuro para el e-learning, \”que va camino de ser la estrella de los negocios en Red de los próximos años\”.
Como vemos, el acceso a las tecnologías de la información y su óptima implantación es, sin duda, uno de los aspectos claves para garantizar el desarrollo de cualquier tipo de organización, siendo innegable los beneficios económicos, sociales y culturales que el uso de las nuevas tecnologías proporciona, y lo hará en mayor medida en el futuro, para aquellos que las utilicen adecuadamente.
La importancia de una óptima aplicación de la tecnología en formación
Los responsables de las diferentes estrategias y políticas formativas de las organizaciones tendrán que afrontar el reto de buscar nuevas fórmulas pedagógicas, a partir de la correcta utilización de herramientas y recursos tecnológicos. Dichos recursos nos permitirán reorientar la manera en la que se presentan los contenidos y materiales de un proceso formativo, así como la forma en la que los participantes interactúan no sólo con el propio formador, sino con el resto de los integrantes de dicho proceso formativo.
Las nuevas tecnologías van a transformar los modelos de formación que hemos venido utilizando hasta el momento, tanto en modalidades de tipo presencial como de distancia tradicional. Las organizaciones, por tanto, deben ser partícipes de dicha transformación involucrándose directamente, tanto en la gestión de la formación, como en el análisis detallado de las necesidades formativas de los miembros de una organización. Porque la tecnología por sí misma, por muy avanzada que llegue a ser, no facilitará el éxito de esta nueva forma de construir y compartir el conocimiento.
Quizá uno de los objetivos prioritarios que se plantean actualmente en los departamentos de formación de las empresas sea proveer a su organización de una adecuada plataforma de teleformación como base fundamental para poder comenzar a trabajar en sistemas de formación online. Sin embargo, en un momento en el que comienzan a aparecer en el mercado decenas de soluciones tecnológicas, seguimos afrontando problemas importantes en los procesos de implantación de dichas soluciones e incluso, sin haber alcanzado todavía hoy un gran desarrollo, comenzamos a enfrentarnos a ciertas decepciones y a una falta de credibilidad en el concepto online como estrategia formativa fiable para una organización.
La gran variedad de plataformas o soluciones web existentes nos hace centrarnos en la elección de la mejor solución tecnológica como aspecto prioritario, cuyo análisis, en muchos casos, se hace complejo cuando partimos de muy poca o ninguna experiencia en llevar a cabo procesos de formación a través de entornos tecnológicos y tampoco conocemos las necesidades específicas en este sentido de nuestra propia organización.
Es verdad que contar con la tecnología adecuada es importante, sin embargo, esto no garantiza el éxito de la implantación de un buen sistema de formación online. La inversión más importante y el esfuerzo mayor deben orientarse hacia el desarrollo de una óptima integración de las nuevas herramientas tecnológicas con los sistemas de formación existentes, con el fin de cumplir los objetivos de formación que tengamos establecidos. En definitiva, lo principal será trabajar en metodología, es decir, en una óptima combinación entre los contenidos de un curso, las actividades prácticas que se incluyan como complemento y la forma en la que el formador decida combinar dichos recursos, con el fin de conseguir sus objetivos pedagógicos.
El diseño y desarrollo de los contenidos que se vayan a incluir en un curso de formación online requieren una adecuada estructuración y una minuciosa planificación que facilite su seguimiento por parte de los participantes en dicho curso. Por otro lado, solamente podremos asegurar un proceso de aprendizaje satisfactorio si dicho contenido consta, además, de actividades prácticas que permitan facilitar el proceso de asimilación del mismo a la vez que podemos, a través de dichas actividades, realizar un adecuado seguimiento del progreso de cada participante.
La teleformación no es autoformación y por tanto, requiere la implantación de modelos pedagógicos orientados a promover un proceso de aprendizaje que combine la flexibilidad, con una programación y una planificación muy bien estructurada. Todo ello, junto con el establecimiento de vías abiertas de comunicación e intercambio en el aula virtual, que facilitarán la creación de entornos que promuevan la construcción del conocimiento adaptado a las necesidades particulares de cada participante.
El éxito de cualquier programa de formación que decida ponerse en marcha a través de sistemas online, no depende sólo de la tecnología que se vaya a utilizar, aún cuando también sea importante. Lo que verdaderamente definirá su nivel de calidad será la capacidad de presentar una adecuada metodología, un correcto seguimiento del proceso formativo, un aprovechamiento óptimo de las oportunidades que nos ofrece la tecnología de personalización y adaptación a las necesidades particulares de los participantes en un curso y, en definitiva, una óptima integración de múltiples recursos orientados hacia el cumplimiento de nuestros objetivos.
El campus virtual, una solución global para la teleformación
El e-learning tiene un poderoso aliado con la fórmula de \”campus virtual\”, puesto que ofrece todos los servicios necesarios para garantizar un entorno óptimo de aprendizaje, tanto para el participante de un curso y el formador, como para el responsable de la gestión y la organización de los programas formativos.
El tipo de tecnología utilizada para su desarrollo permite abrir el aula virtual a Internet, lo que le aporta características que aumentan su potencialidad de cara a su aplicación en entornos formación. Esto hace posible conectar el aula con el exterior y acceder a la gran cantidad de recursos de información existentes, así como también establecer contactos con cualquier persona, lo cual va a favorecer y enriquecer tanto el proceso de aprendizaje del estudiante como el desarrollo profesional del profesorado.
El campus virtual permite por tanto, a través de la amplia variedad de herramientas que incorpora, combinar todos los aspectos que ayudan a crear entornos académicos virtuales que facilitan la colaboración, el intercambio de información y experiencias entre los participantes del curso. También facilita que el profesor, elemento clave del éxito de cualquier proceso de formación virtual, cuente con la suficiente flexibilidad como para desarrollar programas orientados a cubrir las necesidades pedagógicas de su alumnado.
Un campus virtual que se precie debe además caracterizarse por ser un sistema integrado, es decir, debe reunir en torno a una misma herramienta todas aquellas funciones y servicios que se requieren para impartir un curso virtual, de tal forma que estén permanentemente accesibles para el usuario del campus.
Conclusiones
Aún cuando es evidente el impacto de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones en el mundo académico, obligándolo a adaptar sus metodologías y estilos de enseñanza a las nuevas exigencias, no debe pensarse que este impacto deba implicar la sustitución de los recursos didácticos con los que venimos contando por otros completamente diferentes.
De la misma forma, y en contra de lo que se ha podido pensar con el resurgimiento de la revolución informática, el ordenador nunca podrá sustituir al formador. Es más, la figura del formador, aún cuando debe adaptarse a los nuevos entornos académicos y educativos definidos por el uso de la tecnología y adquirir un nuevo rol, será clave del éxito en un proceso de aprendizaje virtual, el cual debe basarse en la colaboración y la comunicación de todos los participantes.
Por lo tanto, es vital proveer al profesor de herramientas de apoyo sencillas y flexibles que le permitan definir entornos de formación online apropiados para cubrir sus objetivos pedagógicos ofreciendo al participante de un curso el soporte y apoyo adecuado para cubrir sus necesidades.
Marta González Arechabaleta es consultora en teleformación de ComuNET Education Solutions
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