Una empresa que se crea para ser vendida debe maximizar la rentabilidad a toda costa. Una empresa que quiere permanecer muchos años en la cumbre tiene miras más a largo plazo y puede sacrificar beneficios a favor de crecimiento.
¿Qué pasa si hay inversores/emprendedores con objetivos dispares? Si unos quieren crear una gran empresa a largo plazo y otros están en ella para venderla, terminará habiendo un problema entre los socios. La solución es cambiar a los socios que quieren vender por nuevos socios que estén mejor alineados con los objetivos de los que se quedan para conseguir un gran proyecto.
La gestión de los RR.HH. en ambos casos son diferentes. En el primero se necesitan gestores que apuesten por el largo plazo, y en el segundo es más un entorno de crecimiento explosivo con gestores más avezados en conseguir resultados a corto. En el primero hay más estrategas y en el segundo mejores tácticos con proyectos a corto.
Las grandes empresas tienen periodos de maduración más largos y requieren una visión de clara de lo que se pretende conseguir a 5 y 10 años. Una empresa que se quiere vender pronto debe multiplicar su crecimiento de forma exponencial en sus primeros 3 o 4 años de existencia. Empresas de Internet como Amazon, Yahoo!, Google o e-Bay son ejemplos de las primeras, mientras que Hotmail, Skype o el mismo PayPal son más bien muestras del segundo formato.
¿Qué es mejor? Ambos casos tienen sus seguidores y su ecosistema inversor. Hay inversores que no quieren estar en una empresa más de 3 o 4 años, mientras que otros se encuentran a gusto durante mucho más tiempo. En realidad, con el paso de los años, las empresas que se interesan por invertir en este tipo de proyectos se auto seleccionan ellas mismas, y buscan aquellas que mejor concuerdan con sus objetivos empresariales.
En mi opinión, es mejor crear grandes empresas, o por lo menos intentarlo. Luego es el propio mercado el que marca la pauta de si una empresa española puede ser líder en un mercado local pequeño sin que las grandes del sector a nivel global terminen comprándola.
En España hay varios casos de empresas, relativamente pequeñas, que dominan su sector en el país. Cada vez tienen más competencia de las multinacionales y una problemática adicional: las grandes multinacionales operan con varios portales y entornos de Internet que se apoyan los unos a los otros. La empresa española está sola ante el peligro, y sólo medra gracias a que fue la única que supo posicionarse, relativamente pronto, como líder de su segmento.
Hoy, la salida a Bolsa, otra de las alternativas importantes para conseguir rentabilizar una inversión en una empresa de gran crecimiento, está completamente parada y no es fácil que se desperece en los próximos meses.
Por supuesto, la salida a Bolsa se busca para ganar liquidez con las inversiones atadas a la empresa, pero por ello precisamente, no todas las Bolsas son iguales y, en general, los mercados alternativos, sobre todo en Europa, son poco líquidos.
No merece la pena salir a Bolsa si no se gana mucha liquidez, pero en algunos casos no queda otro remedio si el Venture Capital se congela y se necesita más dinero para seguir creciendo o para contratar personal de mejor nivel que nos permita dar el siguiente salto de tamaño.
En España, muchas empresas de Internet son rentables entre los 2 y 5 millones de euros. Pocas alcanzan facturación superior a los 20, y no hay ninguna -a menos que contemos El Corte Inglés y las empresas de viajes- que facturen más de 100 millones de euros.
A nivel de Europa, estos mismos parámetros serían de entre 8 y 20 millones el primer nivel, entre 20 y 100 el segundo, y también muy pocas por encima de los 150 millones.
En cualquier caso, las empresas españolas, en un mercado que no llega al 2% del Internet mundial, deben tener planes de expansión internacionales a otros países de Europa lo antes posible.
Dada la ventaja que parece tener un idioma común como el español, llevamos más de 10 años intentando crear grandes proyectos dirigidos a castellanoparlantes, desde España hacia Latinoamérica. No ha funcionado bien, y es tan sencillo –o difícil- crear una filial en Argentina como hacerlo en Italia. El grado de penetración de Internet en Europa, muy superior al de Latinoamérica, hace que sea más recomendable expandirse hacia la UE que hacia América del Sur
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