¿Contenido de pago? haberlo, haylo…

¿Está el internauta dispuesto a pagar por contenido? Si hablamos de contenido de información general esta pregunta debe de ser contestada con un rotundo no. Ahora, si hablamos de contenido especializado, particularmente si se trata de información empresarial de calidad, la respuesta es que .

La idea de que los lectores paguen por contenido de tipo generalista es un tanto inocente y, probablemente, un síntoma de lo poco que se maduraron algunos modelos de negocios en la vorágine puntocom de los últimos años. ¿Es que acaso se pueden citar otros canales de contenido en que este tipo de información/entretenimiento sea pagado por los consumidores? La televisión en abierto desde luego que no. Se trata de un modelo de ingresos puramente publicitario.

¿Es el caso entonces de la televisión por cable y por satélite? Si bien el consumidor final paga importes relativamente altos para consumir estos medios, la pregunta sólo puede ser contestada parcialmente de manera positiva. En estos canales de transmisión prima, por encima del pago por el contenido, el pago que hacen los consumidores por la tecnología que les permite acceder a ese contenido.

La publicidad financia al medio…

Frecuentemente los periódicos y las revistas de información general son citados como ejemplos de medios en los que los consumidores sí están dispuestos a pagar para obtener información. ¿Pero realmente es así? La verdad es que tampoco. Las ventas publicitarias suponen claramente la mayor parte de los ingresos de este tipo de compañías.

Los ingresos derivados de la publicidad suelen suponer entre el 50% y el 80% de los ingresos totales de los periódicos y las revistas (y por supuesto, el 100% de la cada vez más popular prensa gratuita). Tal vez los tabloides que se venden en los supermercados estadounidenses sean la excepción ya que un 85% de sus ingresos se derivan de las ventas al consumidor final.

La lucha por los fondos publicitarios entre los medios impresos es cruda y despiadada y su viabilidad a largo plazo muy difícil. De hecho, el gran peso de los ingresos publicitarios (y por ende de los intereses de las empresas anunciantes) en los medios de información general puede suponer un freno a la pluralidad de opiniones en estos medios.

… pero muchos se quedan con las ganas de conseguirla

Sencilla y llanamente, debido a las bajas barreras de entrada al sector y el alto precio de la producción de contenido, el negocio de la difusión de información general es muy difícil de rentabilizar.

Según un reciente artículo publicado en la revista especializada estadounidense Folio, la mitad de las revistas no llegan a su primer aniversario, por no hablar de umbrales de tiempo más lejanos. Por tanto, el contenido de tipo generalista es un negocio con altísimas probabilidades de fracaso. ¿Porqué iba a ser Internet una excepción a esta regla?

No obstante hay que decir que ha habido intentos de cobrar por contenido en la Red que han tenido un relativo éxito. Además, del conocido caso de The Wall Street Journal, la cadena de periódicos estadounidense Media General está planificando empezar a cobrar suscripciones para los websites de algunos de sus periódicos a partir de finales de este año. En cualquier caso, aunque estos intentos fructifiquen es muy poco probable que lleguen a ser el principal pilar de la viabilidad económica de estos medios; el principal \”subsidio\” seguirá viniendo de la publicidad.

En la especialización esta el verde

Ahora bien, otro gallo canta cuando hablamos de información especializada. Particularmente aquella de alta sensibilidad para la rentabilidad empresarial. Para cualquier compañía, indistintamente del sector en el que esté, la información es una de los principales, si no la principal, materia prima en la toma de decisiones empresariales.

Cuidado, no estamos hablando de la información financiera de tipo generalista. Es decir, la relacionada con los activos financieros que cotizan en los mercados de capitales. De hecho muchos proveedores de este tipo de información se han tenido que reciclar como ASP (aplication service providers) para complementar con los ingresos por estos servicios las ventas de publicidad en sus websites.

No, la información \”cara\” es aquella que realmente es crítica para la rentabilidad de las compañías. Es información B2B. Es decir, contenido difícil de obtener sobre un sector económico muy específico. Aquí sí que está dispuesto a pagar el consumidor, y mucho. Tanto en el caso de la distribución de boletines como en el de los abonos a los propios websites.

Un ejemplo de ello es el nodo de Thomson Financial en el que los usuarios necesitan teclear su contraseña, que obtienen previo pago de su abono anual, para acceder a la información. En la Internet española y latinoamericana, si bien los conocedores del sector opinan que la información aún no es valorada tanto por las empresas como en el mundo anglosajón, hay varias compañías que están abordando este mercado de manera exitosa.

Los jugadores importantes en la región son Multex e Internet Securities (participado mayoritariamente por la compañía británica Euromoney). Otras empresas de importancia son la chilena Business News Americas, la compañía Porvenir, que tiene su sede en San Francisco y también es propiedad de Thomson. Todas estas compañías elaboran algo de contenido propio, pero sobre todo agregan el que adquieren de terceros. En España, Accesomedia, participada por Marco Polo Investments, Europa Press y MediaPlanning Group, y Axesor, son ejemplos de empresas de información B2B.

En conclusión, como en el mundo real, también en Internet hay contenido por el que se está dispuesto a pagar. Generalmente se trata de información muy específica y de alta sensibilidad para la rentabilidad empresarial y no de contenido de tipo generalista. Nos guste o no, los ingresos publicitarios son determinantes para su viabilidad.

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