Conectarse a una wi-fi abierta en el Reino Unido puede salir muy caro: allí está tipificado como un delito utilizar sin permiso una conexión inalámbrica particular sin protección de seguridad, según estipula la Communications Act de 2003. Y la policía se lo toma muy en serio: que se lo pregunten al individuo detenido esta semana por navegar por la patilla. “Es una práctica ilegal, y la policía investigará cualquier violación de la que tenga constancia”, ha declarado un portavoz policial, implacable ante los delitos de secuestros de wi-fis.
¿Se habrán parado a pensar que si el propietario de la línea deja su conexión abierta, tal vez sea porque no tiene inconveniente en que otros aprovechen el ancho de banda sobrante? Aunque parece que este matiz no viene al caso… Suerte que en España esta práctica –de momento- no es delito, porque las autoridades no darían abasto.
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