Google sigue manteniendo su famoso lema “Don’t be evil” (No seas malo) en la página donde recoge su código de conducta, aunque cada vez le cuesta más mantenerlo: ya tiene su propia oficina en Washington para presionar y convencer a los políticos en los pasillos de la Administración, y si la UE sigue cuestionando su política de tratamiento de datos personales, pronto tendrá que abrir una sucursal en Bruselas.
Otro terreno que empieza a frecuentar más de lo que seguramente desearía es el de las demandas judiciales: desde las que le reprochan algo tan baladí como violar la intimidad de un gato con su nuevo Street View, hasta las que la propia Google interpone a otro coloso como Microsoft, al que acusa de torpedear con su Windows Vista el buen funcionamiento de algunos de sus programas. A este paso, dentro de poco Google, además de captar a la elite de los programadores e ingenieros de software, deberá empezar a reclutar a los mejores abogados. ¿Les dejarán también un 20% de tiempo libre para que piensen en nuevos pleitos?
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