País a país, el ancho de banda que proporciona el ADSL, el cable o la cobertura de satélite, va alcanzando cotas superiores al 30%. Como pasa siempre que existe abundancia de algo, alguien inventa cómo sacarle provecho.
Uno de los efectos principales de este fenómeno es la cantidad de servicios, de pago y gratuitos, que aparecen en Internet para la descarga de vídeos y música que pronto se extenderan a todos los ámbitos multimedia. Pero la revolución no ha hecho más que empezar. Los modelos ASP en los que un proveedor proporciona servicios a la carta y bajo demanda a sus clientes, crecen a diario. De mucho es conocido el éxito de Salesforce.com, o el de su competidor NetSuite, que permite a pequeñas editoriales como Alwayson, gestionar sus subscripciones y la venta de sus entradas a eventos que promocionan, de forma automática, sin intervención alguna de sus empleados. Compras y subscripciones aparecen actualizadas en el CRM de la empresa y ésta saber quienes acaban de convertirse en clientes suyos, de que país provienen y que producto han comprado.
En contra de lo que creen muchos, Internet solo está empezando a mostrar su capacidad para generar nuevos modelos de negocio que harán ricos a una nueva generación de emprendedores.
Modelos de negocio, que en la etapa anterior al final de la burbuja, fueron un fracaso por carecer de masa crítica, tecnología o capacidad de gestión, tienen una segunda oportunidad ahora.
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