La posibilidad de adquirir cuadros, antigüedades y otros objetos a través de la Red está adquiriendo un impulso notable al albur de las típicas casas de subastas de toda la vida y de otras webs que se están metiendo en el tema.
Si la popularización del fenómeno continúa extendiéndose, probablemente la primera consecuencia de ello será el descenso de los precios de los productos, algo relevante en un mercado tan elitista.
De hecho, no son pocos quienes ya ponen el grito en el cielo alegando que al arte no le conviene la masificación, la pérdida de su natural origen selecto. Pero, ¿de qué se preocupan? El que no tiene pasta en el mundo físico, digamos, tampoco la tiene en Internet. Más
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