El Banco Central Europeo no quiere perder comba y, aunque lleva cierta desventaja respecto a los movimientos de la Reserva Federal estadounidense, no se quiere quedar demasiado atrás en lo concerniente a los tipos de interés.
Horas después de que la Fed anunciase un nuevo recorte de medio punto, el BCE hizo lo propio, pero con una mayor dosis de sorpresa (el recorte en un 0,5% supone igualar todo lo recortado el año anterior, mientras que para la Fed es la octava intervención), y dejó el precio del dinero en un 3,75% (en EEUU se sitúa en un 3%).
La medida, pensada para inyectar moral a unos inversores que no saben qué puede pasar tras el ataque terrorista a EEUU, sigue a la inyección de 80.000 millones de dólares en el sistema financiero que llevaron a acabo conjuntamente BCE y Fed.
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