El canon por emitir música por Internet actúa como un fumigador que hace a las radios online caer como moscas. Ante lo que se les viene encima, muchas han optado echar el cierre, pues aseguran que no serían capaces de afrontar los pagos con sus actuales ingresos.
El próximo 20 de octubre es la fecha prevista para que comiencen a aplicarse las tasas —0,07 centavos por cada canción escuchada por cada usuario— impuestas por la Biblioteca del Congreso, que zanjó una larga disputa entre la industria y los webcasters. Aunque rebajadas respecto a la propuesta anterior de un Panel de Arbitraje, las emisoras de la Red insisten en que no podrían funcionar con ese impuesto.
Sin embargo, el Congreso de EEUU podría votar la semana que viene un aplazamiento en el pago de los royalties, ofreciendo un hueco para la esperanza, o al menos un tiempo más de vida, a los amenazados webcasters. El presidente del Comité Judicial del Congreso introdujo ayer una ley que retrasaría en seis meses el deadline fijado para octubre, lo que daría una oportunidad para que se decidan las apelaciones pendientes en los tribunales antes de que lleguen el nuevo canon (tanto la RIAA como las emisoras de Internet han apelado la decisión del director de la Biblioteca del Congreso).
Mientras que los webcasters respiran aliviados por el posible aplazamiento de su ejecución, los representantes de las discográficas tuercen el gesto.
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