Si poco a poco vamos cediendo derechos, al cabo de un tiempo nos daremos cuenta de que tenemos las manos esposadas. El “truco” para los recortadores de tales derechos es conseguir pequeñas concesiones cada vez, de forma que nos parezca que en realidad no nos están quitando nada importante.
Más o menos ese es el escenario que se abre ante la amenaza del fin de la neutralidad de la red, de las tarifas planas, de la creación de servicios para ricos y pobres. Porque la neutralidad la empezamos a perder cuando nos dio lo mismo que nos la quitaran.
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