Si pertenece usted a la subespecie de los early adopters, vaya concienciándose de que cambiar su clásico reproductor DVD por uno de los dos nuevos formatos de alta definición que están a punto de salir al mercado (HD-DVD y Blu Ray), no le va a salir precisamente barato. Vaya sumando:
- Entre 400 y 800 euros costará el reproductor.
- Entre 1.200 y 3.000 euros una televisión de alta definición, imprescindible si quiere apreciar la mejor calidad (cinco veces superior a la resolución actual) que aportarán los nuevos formatos.
- Entre 18 y 24 euros cada película.
Todo ello sin contabilizar el coste de oportunidad de todas las horas que habrá que emplear en solventar el dilema de optar entre el Blu-Ray (promovido por Sony) o el HD-DVD (impulsado por Toshiba, con el apoyo de Intel y Microsoft), más las molestias extra originadas por la protección de los contenidos, la incompatibilidad de formatos y equipos, compra de complementos o adaptadores, etc.
Si no es usted ni early-adopter ni extremadamente exigente con la calidad de su equipo audiovisual, un consejo: espere a que salgan al mercado los nuevos aparatos (el HD-DVD podría lanzarse en abril, y el Blu-Ray un par de meses después) y renueve su DVD de toda la vida por otro rebajado y de mejores prestaciones, con el que podrá aguantar un par de años hasta que los nuevos se vendan a precios más asequibles. Más
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