El sueño de casi todo empleado es dar butifarra a sus jefes. Pero cuidado, que gracias a la tecnificación creciente de nuestras vidas y trabajos, el empleado despechado cuenta con multitud de oportunidades para saciar su odio o rencor. Si no le puede pinchar las ruedas al coche del jefe, siempre podrá bloquear la intranet corporativa o llenarle la web de spam, por ejemplo. ¡Ojo, que no tratamos de dar ideas! Son los datos de un estudio elaborado en EEUU acerca de los saboteadores tecnológicos: ocho de cada diez son empleados descontentos. Más
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