Hasta hace unos años, tener un dominio “.es” era poco menos que una extravagancia. Los elevados precios y los complicados requisitos que había que completar para darlo de alta hacían que, por ejemplo, a mediados de 2005 el número de “.es” ascendiera a unos casi risibles 95.000 dominios, frente a los millones de dominios nacionales que acumulaban países como Francia, Alemania o Gran Bretaña.
Pero las cosas han cambiado, y mucho, un mérito que hay que reconocer a las entidades responsables de la difusión de la Sociedad de la Información en nuestro país. Durante el pasado 2007 se registraron en España más “.es” que “.com”, concretamente 805.327 (43% del total) frente a 797.000 “.com” (42%). Todavía hay cosas que mejorar en este sentido: por ejemplo, regalar dominios “.es” a los menores de 30 años puede agravar la brecha digital que separa a los jóvenes y a los mayores, y no estaría de más promover alguna iniciativa similar para que los más reacios a la tecnología se familiarizaran un poco más con ésta. Pero a falta de consenso sobre otras materias, bueno es que al menos empecemos a construir una identidad nacional en la Red.
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