El tribunal de San Francisco que supervisa el caso Excite@Home tardará más tiempo de lo previsto en decidir sobre la viabilidad de los nuevos acuerdos al que ha llegado la compañía declarada en bancarrota con sus socios del cable Rogers, Mediacom, Comcast y Cox Communications entre otros. La pelota se encuentra ahora en el tejado del juez Thomas Carlson, responsable de conceder el visto bueno al acuerdo según el cual las compañías de cable inyectaban 355 millones de dólares en At Home a cambio de que ésta no les corte la conexión a Internet de banda ancha. Querían evitar, en definitiva, que les ocurriera lo mismo que al gigante de las telecomunicaciones AT&T. Sus 850.000 usuarios se quedaron sin conexión después de que AT&T se negara a renegociar al alza el contrato al que había alcanzado con At Home.
El juez Carlson ha pospuesto su decisión hasta el martes a las nueve de la mañana, hora de Estados Unidos. Aunque Carlson aceptara la llegada de este nuevo chorro de dólares a Excite@Home, no impedirá que el proveedor de acceso pase a mejor vida a partir del 28 de febrero, fecha elegida para que se celebre el funeral por la compañía de la que dependía casi la mitad de las conexiones de alta velocidad disponibles en Estados Unidos.
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Mientras tanto, los 850.000 usuarios de AT&T que se quedaron sin acceso a la Red la semana pasada han pasado de la incredulidad inicial al enfado más absoluto. No sólo porque apenas unos afortunados han recuperado la conexión, sino por los problemas que se derivan de quedarse sin Internet en el mundo actual.
Los afectados, aparte de dedicar varias horas a comunicar a toda la lista de conocidos que han cambiado de dirección de correo, temen por la seguridad de sus datos o de los mensajes sin enviar que permanecen en los servidores de Excite@Home. También se muestran indignados por el coste que les supondrá hacerse nuevas tarjetas en las que se refleje la dirección de correo electrónico alternativa. Asimismo, otros muchos no se recatan en mostrar su desagrado por las varias horas que están perdiendo en darse de alta con su nueva identificación en los nodos de noticias, comercio electrónico o canales de ocio en los que estaban suscritos. Un absoluto caos.
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